
Pasos legales para vender un piso ocupado
Publicado el 18 de julio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 16 min
Índice
- Contexto legal y definición de piso ocupado
- Verificación de titularidad y cargas en el Registro
- Identificación del tipo de ocupación: inquilinos, precario u ocupación ilegal
- Evaluación de riesgos y viabilidad de la venta
- Opciones de venta: con ocupantes, con inquilino o tras desalojo
- Comunicación y notificaciones a los ocupantes
- Documentación imprescindible y due diligence
- Fijación de precio, marketing y negociación con ocupación
- Contrato de compraventa: cláusulas clave
- Fiscalidad, gastos y cierre de la operación
- Preguntas frecuentes
Contexto legal y definición de piso ocupado
Vender un piso ocupado implica atender una realidad jurídica concreta: el inmueble está siendo disfrutado por terceros en el momento de la transmisión. Esa ocupación puede derivar de un contrato de arrendamiento válido, de un título en precario (ocupación tolerada sin renta), de un uso por familiares o, en el caso más delicado, de una ocupación sin título. Comprender qué significa vender un piso ocupado es el primer paso para trazar una estrategia segura. No se trata únicamente de “entregar llaves”; el comprador adquiere el dominio con las limitaciones y derechos de quienes estén dentro, y esa situación debe estar documentada, comunicada y reflejada en el contrato.
Desde el punto de vista legal, el principio de subrogación juega un papel esencial: si existe un arrendamiento vigente, el comprador se subrogará en la posición del arrendador, respetando duración y condiciones mientras no medie una causa legal de resolución. Si la ocupación es ilegítima, la venta no la purga automáticamente; el nuevo titular heredará la necesidad de llevar a cabo acciones para recuperar la posesión. Por eso, el éxito al vender un piso ocupado depende de anticipar pruebas, plazos y costes, y de ofrecer al mercado una información clara para evitar litigios posteriores.
Idea clave: documentar la situación posesoria antes de publicar. Identifica el título de los ocupantes, su fecha de inicio, pagos, comunicaciones y cualquier conflicto abierto. Esta transparencia reduce riesgos y mejora la negociación.
En términos prácticos, conviene alinear la estrategia de comercialización con el marco normativo aplicable en tu comunidad autónoma y municipio (plazos de desahucio, posibles limitaciones de precio cuando haya arrendamientos, normativa de vivienda, certificación energética, y aspectos fiscales). El objetivo es que el anuncio, el dossier y el contrato trasladen seguridad al comprador: qué se vende, en qué estado posesorio y con qué obligaciones. Una transacción bien preparada minimiza sorpresas y aumenta la probabilidad de cierre, incluso con ocupación en curso.
Verificación de titularidad y cargas en el Registro
Antes de vender un piso ocupado, solicita una nota simple actualizada del Registro de la Propiedad para verificar titularidad, descripciones, usufructos, hipotecas, embargos o servidumbres. Esta fotografía jurídica es indispensable para saber qué obligaciones acompañarán al comprador y qué cargas deben cancelarse o negociarse. Si existe hipoteca, revisa su saldo y condiciones para coordinar la cancelación registral (o una subrogación, si interesara). Si aparecen anotaciones preventivas o procedimientos, conviene aclarar su estado con documentación de soporte para no bloquear la firma.
Paralelamente, revisa el Catastro para comprobar superficies y referencias, y coteja con escrituras y planos. La coherencia de datos evita incidencias en tasación y financiación del comprador. Si el inmueble está en régimen de propiedad horizontal, solicita certificado de deuda cero y estatutos de la comunidad: el adquirente querrá saber cuotas, derramas aprobadas y normas que inciden en el uso. Todo ello integra la “due diligence” registral y comunitaria que sustenta la confianza de la operación.
- Nota simple actualizada: titularidad, cargas y limitaciones.
- Certificados: comunidad de propietarios y de eficiencia energética.
- Coherencia Catastro–Registro–Escrituras para evitar discrepancias.
Si detectas cargas que afectan la posesión (por ejemplo, un usufructo vitalicio o un arrendamiento inscrito), deberán ser reveladas y, en su caso, negociadas. En una venta con ocupación, ocultar información puede derivar en resolución contractual o indemnizaciones. Llevar a la mesa una carpeta ordenada de documentos reduce incertidumbre y facilita que el comprador acepte la realidad posesoria con pleno conocimiento, elemento clave cuando se pretende cerrar con rapidez y seguridad.
Identificación del tipo de ocupación: inquilinos, precario u ocupación ilegal
No todas las ocupaciones son iguales. Identificar correctamente el título que legitima la presencia de los ocupantes condiciona tanto el precio como el calendario de la operación. Si se trata de un arrendamiento vigente, revisa contrato, anejos, prórrogas, fianzas y recibos. Comprueba la antigüedad, la duración, las cláusulas de actualización y causas de resolución. El comprador que adquiere “con inquilino” valora la rentabilidad y la estabilidad del cobro, por lo que la transparencia de datos (renta, gastos, incidencias) será determinante.
El “precario” describe supuestos sin renta, comunes cuando familiares o conocidos ocupan el piso por tolerancia. Aquí, la venta con ocupación es posible, pero el adquirente suele exigir un plan de salida con plazos realistas o, al menos, una valoración del riesgo de tener que litigar. En el escenario de ocupación sin título (intrusión), el foco se traslada a la viabilidad de recuperar la posesión mediante acciones específicas. Para el comprador, el descuento en precio no compensa si la incertidumbre jurídica y temporal es elevada; por eso, presentar un análisis claro del estado procesal y de las alternativas (acuerdo, desalojo) ayuda a destrabar la decisión.
Consejo: crea una matriz simple con tres columnas —tipo de ocupación, documentación disponible y plan de acción—. Esta herramienta facilita explicar al inversor cómo y cuándo espera recuperar la posesión o cobrar la renta.
Definir el tipo de ocupación permite afinar el discurso comercial: si vendes con inquilino solvente, enfatiza rentabilidad neta, duración y morosidad cero; si hay precario, recalca la colaboración familiar y un cronograma de salida pactado; si hay ocupación sin título, aporta denuncias, requerimientos, incidencias policiales y cualquier avance hacia la restitución. En definitiva, la clasificación correcta es la brújula de todo el proceso para vender un piso ocupado con éxito.
Evaluación de riesgos y viabilidad de la venta
Toda compraventa con ocupación exige medir riesgos: legales (posibles pleitos), económicos (descuentos exigidos, costes de abogados, tasas), de tiempo (plazos de desocupación) y reputacionales (incidencias en la comunidad). Elabora un cuadro de escenarios con probabilidades y costes estimados. Por ejemplo, si estimas que el desalojo podría tardar varios meses, calcula el coste de oportunidad y repercútelo en el precio o en condiciones especiales (arras más largas, pago aplazado). Una evaluación honesta reduce renegociaciones posteriores y da seriedad al vendedor.
Valora también el perfil del comprador objetivo: inversor acostumbrado a situaciones “con ocupantes”, fondos que compran con descuento, o particulares tolerantes al plazo de salida. Cuanto mejor encaje el mensaje con su apetito de riesgo, más opciones de cerrar. En ocasiones, conviene separar dos líneas comerciales: una orientada a inversión (valorando rentas actuales) y otra a particular (con plan de desocupación firmado). En ambos casos, la palabra clave sigue siendo previsibilidad.
- Mapa de riesgos con % de ocurrencia y planes de mitigación.
- Estimación de plazos realistas para posesión libre o continuidad del alquiler.
- Estructuras de precio que compartan riesgo: pagos por hitos o retenciones en garantía.
Finalmente, valida la viabilidad financiera: ¿puede el comprador obtener hipoteca si el piso está ocupado? Algunos bancos restringen financiación cuando no hay posesión inmediata. Anticipar este punto evita operaciones fallidas. Si apuntas a inversores con recursos propios, adecúa el discurso y ofrece documentación estandarizada para su comité de inversión. Esta preparación es decisiva para vender un piso ocupado en plazos competitivos.
Opciones de venta: con ocupantes, con inquilino o tras desalojo
Existen tres vías principales. La primera, vender “tal cual”, con ocupación. Es más ágil, pero exige un precio que compense la falta de posesión inmediata. Requiere contrato robusto, información transparente y, si es posible, un acuerdo escrito con los ocupantes que fije reglas de convivencia hasta la transmisión. La segunda, vender con inquilino solvente: aquí el valor reside en la rentabilidad. Preparar un dossier de inversión con rent roll, historial de pagos y gastos comunes mejora notablemente el cierre. La tercera, vender tras desalojo: quizá otorgue mejor precio, pero añade costes y tiempo, y no siempre es viable.
Dentro de estas opciones caben estrategias mixtas. Por ejemplo, pactar con el comprador un calendario de desocupación en el que parte del precio quede retenido hasta la entrega de llaves, o firmar arras con plazo extendido para completar un acuerdo de salida con los ocupantes. En algunos casos, una compensación por traslado (“acuerdo de entrega voluntaria”) puede acelerar el proceso y ser menos costosa que litigar. Debe formalizarse por escrito, con fecha, inventario de llaves y condiciones de entrega.
Regla práctica: elige el camino que maximice la certidumbre para las dos partes. Cuanto más definido esté quién, cuándo y cómo se entregará la posesión, menor será el descuento exigido por el mercado al vender un piso ocupado.
Sea cual sea la vía, evita prometer plazos imposibles. Integra en el anuncio la situación posesoria de forma clara, sin eufemismos. Un comprador informado es un aliado; uno sorprendido, un conflicto futuro. Construye la decisión con datos y contratos, no con suposiciones.
Comunicación y notificaciones a los ocupantes
La comunicación temprana con los ocupantes es esencial para evitar malentendidos. Si existe arrendamiento, informa por escrito de tu intención de vender, confirmando que el comprador respetará el contrato vigente. Si se trata de precario o de ocupación sin título, establece un canal formal para notificar visitas, tasaciones y pasos de la operación dentro del marco legal. Evita conversaciones informales que luego no puedan acreditarse; utiliza burofax o medios fehacientes cuando proceda.
En paralelo, acuerda reglas de convivencia durante el proceso: franjas horarias para visitas, mantenimiento de suministros, y compromisos básicos de cuidado del inmueble. En ventas con inquilino, una carta de conformidad del arrendatario a la cesión de la fianza y al cambio de titularidad del arrendador aporta seguridad al comprador. En situaciones más sensibles, valorar una mediación neutral puede desbloquear puntos de fricción y evitar escaladas.
- Notificaciones escritas y fehacientes cuando sea necesario.
- Calendario de visitas y tasaciones acordado por adelantado.
- Documento de normas temporales para preservar la habitabilidad y el respeto vecinal.
Una comunicación planificada refuerza la viabilidad de vender un piso ocupado. El comprador valorará que existan registros claros de las interacciones y un clima colaborativo, indicadores de que la posesión futura será recuperada sin sorpresas. La clave: formalidad, empatía y constancia documental.
Documentación imprescindible y due diligence
Reunir la documentación adecuada es el corazón de la operación. Prepara: escritura de propiedad, DNI/NIE vigente, nota simple actualizada, certificado de deuda cero de la comunidad, últimos recibos de IBI y suministros, certificado de eficiencia energética, ficha catastral y, si procede, planos y licencias. Si vendes con inquilino, añade contrato, anexos, prórrogas, justificantes de fianza, recibos de renta y comunicaciones relevantes. Si hay precario u ocupación sin título, incorpora requerimientos, denuncias, actas de presencia o cualquier gestión interpuesta.
Conviene crear un “data room” con índices claros para que el comprador y su asesor puedan revisar todo de forma ordenada. Una due diligence bien estructurada reduce la asimetría de información y acorta los plazos de decisión. Detalla también el estado de cargas y el plan para su cancelación, y especifica si el mobiliario o enseres se incluyen o no. Este nivel de precisión evita discusiones el día de la firma y mejora la percepción de profesionalidad del vendedor.
Checklist rápido: propiedad y cargas, comunidad y tributos, energía y catastro, situación posesoria, historial de pagos, comunicaciones y, si aplica, estado procesal. Con este paquete, vender un piso ocupado se vuelve un proceso documentado y replicable.
Finalmente, no olvides el consentimiento de cónyuge o copropietarios cuando sea necesario, y la coordinación con la notaría. Alinear a todos los intervinientes financieramente y en tiempos previene cancelaciones de última hora.
Fijación de precio, marketing y negociación con ocupación
La valoración es distinta cuando se pretende vender un piso ocupado. El precio debe reflejar la ausencia de posesión inmediata y, en su caso, la necesidad de actuaciones legales. Parte del valor de mercado en libre disposición y aplica descuentos por riesgo, plazo y coste estimado. Si vendes con inquilino solvente y renta atractiva, el enfoque de inversión (cap rate) puede incluso justificar un precio competitivo. Si hay incertidumbre en la desocupación, el mercado exigirá un mayor ajuste.
En marketing, sé explícito: “venta con inquilino” o “venta con ocupación” debe aparecer en el título y en la primera línea del anuncio. Destaca lo positivo (rentabilidad, ubicación, estado del edificio) y contextualiza lo desafiante (plazos, acciones en curso). Aporta fotografías actuales, planos y un dossier de inversión o de regularización posesoria. En la negociación, utiliza estructuras de precio que repartan riesgos: arras con condición, retenciones en notaría o pagos escalonados vinculados a hitos verificables.
- Dosificación de información: clara, completa y verificable.
- Ofertas con condicionantes objetivos (ej. entrega de llaves en X meses).
- Flexibilidad para atraer tanto a inversores como a particulares.
Un posicionamiento honesto reduce devoluciones y litigios. Vender es atraer al comprador adecuado con el relato correcto, no maquillar la realidad. Esa es la diferencia entre un cierre frágil y uno robusto.
Contrato de compraventa: cláusulas clave
El contrato debe reflejar de forma nítida la situación posesoria y las obligaciones de las partes. Si vendes con inquilino, incluye cláusula de subrogación en el arrendamiento, cesión de fianza y entrega de toda la documentación del alquiler. Si se vende con ocupación distinta, incorpora una manifestación expresa del título o de su ausencia, las gestiones realizadas, y cualquier acuerdo con los ocupantes. Fija qué ocurre si la información resulta inexacta: facultades de resolución o ajustes económicos.
Resulta útil pactar representations & warranties sobre cargas, deudas comunitarias, suministros y estado del inmueble. Si hay hitos pendientes (cancelaciones, desocupación, retirada de enseres), define plazos y penalizaciones. Las arras penitenciales pueden servir para ordenar la fase previa; la escritura, por su parte, deberá detallar pagos, retenciones y documentos que se entregan. Un anexo con inventario de llaves, contadores y anexos (trastero, garaje) evita confusiones.
Cláusulas habituales: declaración de ocupación, subrogación arrendaticia, retención por desocupación, entrega de documentos, saneamiento por evicción y limitación de responsabilidad. Cada una protege un riesgo concreto y aporta previsibilidad al cierre.
Recuerda que el contrato no solo recoge precio y plazos: es la herramienta que equilibra intereses y reduce litigios. Dedícale tiempo y, si es posible, encárgalo a un profesional con experiencia en ventas con ocupación.
Fiscalidad, gastos y cierre de la operación
El impacto fiscal no cambia por el hecho de vender un piso ocupado, pero los números sí deben contemplar descuentos y costes asociados a la ocupación. Como vendedor, evalúa el IRPF por ganancia patrimonial o el Impuesto sobre Sociedades si actúas como empresa. Considera la plusvalía municipal, y coordina con la notaría quién asume cada gasto. El comprador, por su parte, afrontará IVA o ITP según el caso, así como los costes de registro y notaría. Una hoja de cierre detallada con asientos de pagos, retenciones y cancelaciones aporta orden y evita disputas.
En la firma, lleva certificados y justificantes al día: comunidad, IBI, suministros, y, si vendes con inquilino, el documento de traspaso de fianza y la última renta pagada. Si hay retenciones ligadas a la desocupación, deben quedar claramente depositadas y sujetas a condición resolutoria o a plazo. Tras la escritura, asegúrate de que el comprador recibe la carpeta completa y que se presentan las comunicaciones necesarias (por ejemplo, notificación al arrendatario del cambio de arrendador y cuenta de pago).
- Liquidaciones fiscales claras y dentro de plazo.
- Reparto de gastos pactado y documentado.
- Checklist de postfirma: avisos, suministros y comunidad.
El cierre ordenado es la guinda del proceso: asegura que el comprador reciba exactamente lo que ha adquirido y que tú minimices contingencias futuras.
Preguntas frecuentes
¿Puedo vender un piso con inquilino? Sí. El comprador se subroga en la posición de arrendador y debe respetar el contrato vigente. Presenta el contrato, los recibos de renta y el documento de depósito de la fianza para dar seguridad. Este tipo de operación suele orientarse a inversores interesados en rentabilidad inmediata.
¿Qué pasa si el piso está ocupado sin título? La venta es posible, pero el comprador asume la situación posesoria. Es crucial aportar pruebas de las gestiones realizadas y un plan realista para recuperar la posesión. El precio debe incorporar el riesgo, el coste y el tiempo estimado para la desocupación.
¿Conviene esperar a desalojar antes de vender? Depende del mercado, de tu necesidad de liquidez y del coste de oportunidad. Si puedes acreditar un plazo corto y seguro para recuperar la posesión, puede merecer la pena. Si no, la venta “tal cual” con descuento y buena documentación suele ser más ágil.
¿Los bancos financian compras con ocupación? Algunos sí, especialmente cuando hay contrato de arrendamiento sólido. En ocupación sin título, la financiación es más difícil. Anticípalo y dirige tu oferta a perfiles con recursos propios o a inversores profesionales.
¿Qué cláusulas no pueden faltar? Declaración exacta de la ocupación, subrogación o plan de desocupación, retenciones condicionadas, entrega de documentación, saneamiento por evicción y régimen de responsabilidades. Estas cláusulas reducen la litigiosidad y ordenan el cierre.
Conclusión: para vender un piso ocupado con seguridad, combina transparencia documental, estrategia comercial realista y un contrato que reparta riesgos con claridad. Esa tríada convierte una operación compleja en un cierre limpio.