
Qué hacer si te demandan por daños en tu propiedad
Publicado el 16 de julio de 2025
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Índice
Evalúa la demanda y los plazos
Recibir una notificación judicial por una presunta responsabilidad civil puede generar nerviosismo, pero el primer paso es mantener la calma y revisar la demanda con atención. Comprueba la identidad de las partes, el juzgado que la tramita, la cuantía reclamada y, sobre todo, los hechos que la sustentan. Identifica qué se te atribuye exactamente: acción u omisión, relación con un siniestro, daños materiales, personales o lucro cesante. Localiza la fecha del evento y compárala con tus documentos, fotografías, correos o partes de asistencia para detectar posibles inconsistencias.
El segundo elemento clave son los plazos. Normalmente, contarás con un margen breve para contestar a la demanda o personarte en el procedimiento. Anota desde cuándo empieza a correr el plazo (fecha de notificación efectiva) y en qué día exacto vence; una agenda clara evitará preclusiones que perjudiquen tu defensa. Si necesitas más tiempo para recabar pruebas o designar representación, valora la posibilidad de solicitar una prórroga cuando la ley lo permita.
Antes de dar ningún paso, prepara un listado de preguntas: ¿la demanda por daños en tu propiedad describe fielmente el lugar y los bienes afectados?, ¿cuál es el nexo causal que el demandante afirma entre tu conducta y el perjuicio?, ¿aporta informes periciales o solo estimaciones? Tener un mapa de dudas te ayudará a orientar la estrategia desde el inicio y a pedir, en su caso, la subsanación de defectos formales o aclaraciones.
Checklist inicial: valida datos del juzgado y partes, identifica hechos y cuantía, anota plazos, lista tus evidencias disponibles y abre un expediente ordenado con todo lo relacionado.
Notificación, seguro y coberturas
En cuanto recibas la demanda, comunica el siniestro a tu aseguradora si cuentas con pólizas que puedan cubrir la reclamación: hogar, comunidad, responsabilidad civil, alquiler, negocio, etc. Hazlo por escrito y dentro de los plazos de comunicación del contrato. Aporta copia de la demanda, fotografías y documentos que sustenten tu versión. Muchas pólizas incluyen defensa jurídica y asumen la designación de abogado y procurador o reembolsan honorarios dentro de ciertos límites.
Revisa las condiciones generales y particulares: suma asegurada, franquicias, exclusiones (vicios previos, falta de mantenimiento, intencionalidad), delimitación temporal y territorial. Es frecuente que los daños por agua, incendios, fenómenos meteorológicos o responsabilidad frente a terceros tengan tratamientos específicos. También interesa comprobar si hay cobertura de pérdida de alquileres, inhabitabilidad temporal o desperfectos de inquilinos.
Si eres parte de una comunidad de propietarios, consulta al administrador y al seguro comunitario: a veces se solapan pólizas (privativa y comunitaria) y conviene coordinar peritaciones para evitar conclusiones contradictorias. Mantén registro de cada comunicación con la aseguradora y solicita confirmación por escrito de la apertura de expediente y de la cobertura preliminar.
Consejo práctico: si la aseguradora rechaza de entrada la cobertura, pide la motivación detallada. Podrías impugnar el rechazo, aportar nueva prueba o, en su caso, designar libremente defensa y reclamar costes después.
Reunir y organizar pruebas
La columna vertebral de tu defensa es la prueba. Empieza por recopilar evidencias directas: fotografías y vídeos con fecha, presupuestos y facturas de reparación, partes de siniestro, informes técnicos, correos y mensajes relacionados con el mantenimiento, contratos de arrendamiento, actas de la comunidad y cualquier documento que acredite el estado previo de la propiedad. Si el daño se vincula a instalaciones (agua, gas, electricidad), pide un informe de un técnico acreditado que evalúe causas y descarte hipótesis.
Organiza un archivo digital y físico por categorías: cronología del suceso, comunicaciones, gastos, testigos, peritajes. Incluye un índice de evidencias para localizar rápidamente lo relevante. Si hay testigos (vecinos, operarios, conserje), recoge sus datos de contacto y redacta un resumen de lo que pueden aportar. Considera solicitar diligencias preliminares o exhibición de documentos cuando la información crítica esté en poder del demandante o de terceros (comunidad, ayuntamiento, compañía de suministros).
Cuidado con la cadena de custodia: evita manipular elementos que puedan requerir inspección judicial o pericial; documenta cualquier intervención y conserva restos si procede. También es útil realizar una inspección fotográfica sistemática del inmueble, con planos y referencias, para que un perito pueda relacionar cada imagen con su ubicación exacta y su fecha.
- Pruebas documentales: contratos, facturas, actas, pólizas, correos.
- Pruebas periciales: informes técnicos, mediciones, análisis de materiales.
- Prueba testifical: vecinos, técnicos, personal de mantenimiento.
Cómo responder a la demanda
La contestación a la demanda es el documento clave para fijar tu posición. Estructúrala con claridad: antecedentes, hechos admitidos y negados, fundamentos jurídicos y solicitud final. No te limites a negar; aporta una narrativa alternativa coherente con tus pruebas. Señala los defectos de la demanda (falta de concreción, valoración excesiva, ausencia de nexo causal) y plantea excepciones procesales si corresponden (falta de legitimación, litisconsorcio, prescripción).
Resulta conveniente adjuntar desde el inicio los documentos más sólidos y anunciar el resto de la prueba que propondrás: pericial contradictoria, inspección judicial, testigos. Si tu aseguradora asume la defensa, coordina la estrategia con su letrado, pero asegúrate de que tus intereses queden plenamente representados. En reclamaciones por daños en tu propiedad, detalla el estado previo del inmueble, actuaciones de mantenimiento y cualquier causa externa que rompa el nexo causal (obra ajena, elementos comunes, fuerza mayor).
Punto crítico: solicita, cuando sea útil, una visita de inspección judicial o una pericial judicial. La visualización del lugar y la intervención de un perito imparcial pueden inclinar la balanza, especialmente en daños de humedad, filtraciones o asentamientos.
Cuida el tono: profesional, preciso y sin concesiones a la improvisación. Evita afirmaciones que no puedas sostener y no ocultes hechos relevantes; es preferible explicarlos y enmarcarlos jurídicamente que permitir que te los oponga la parte contraria.
Negociación, mediación y acuerdos
Litigar no siempre es la mejor vía. La mediación o una negociación directa pueden reducir costes, tiempos e incertidumbre. Antes de sentarte a negociar, define tu rango objetivo: cuantía máxima asumible, plazos de pago, posibles obras o medidas correctoras y cláusulas de cierre (renuncia de acciones, confidencialidad). Estudia la fuerza de tu caso: si la prueba es sólida y el nexo causal es débil, tu margen mejora; si la pericial contraria es contundente, quizá convenga explorar un acuerdo temprano.
En daños en propiedad, los acuerdos mixtos son habituales: contribución a reparaciones, reparto de costes según responsabilidad, coordinación con el seguro para liquidar indemnizaciones y, en su caso, pactos de mantenimiento preventivo. Documenta cualquier preacuerdo en una minuta clara y sujeta la eficacia al pago efectivo y a la emisión de finiquito.
- Define intereses y alternativas antes de negociar.
- Usa peritajes objetivos como base de cálculo.
- Incluye cláusulas de cierre y verificación de reparaciones.
Si acudes a mediación, prepara un dossier breve: hechos, fotos clave, propuesta y esquema de concesiones. Mantén el foco en soluciones prácticas que eviten futuros siniestros y mejoren la convivencia vecinal.
Responsabilidad y defensas comunes
El éxito de tu defensa depende de cómo encajes los hechos en los criterios de responsabilidad. En términos generales, el demandante debe probar el daño, el hecho generador y el nexo causal. Tu objetivo es cuestionar cualquiera de esos tres pilares. En daños por agua, por ejemplo, suele discutirse si la avería se originó en elementos privativos o comunes; en desperfectos por obras, si hubo correcta señalización y medidas de seguridad; en reclamaciones de inquilinos, si existió un deber de mantenimiento incumplido o un uso negligente del inmueble.
Entre las defensas habituales están la inexistencia de nexo causal (el daño se produjo por causa ajena), la concurrencia de culpas (reparto proporcional), la falta de antijuridicidad (riesgo permitido) o la prescripción. También puedes oponer la mitigación del daño: si el demandante no actuó diligentemente para evitar que el perjuicio creciera, la indemnización podría reducirse.
Ejemplos prácticos: filtraciones por bajantes comunitarias (responsabilidad de la comunidad), roturas por instalación recién intervenida (posible responsabilidad del técnico), caída de objetos desde obra ajena (responsabilidad del contratista principal).
La clave es llevar la discusión a terreno técnico: explicar con hechos y mediciones por qué el relato contrario no sostiene el vínculo causal o por qué el alcance del daño es inferior al reclamado. Una pericial sólida y bien ilustrada ofrece mucha tracción en sala.
Cálculo de daños y peritajes
El quantum indemnizatorio suele ser el punto más controvertido. Diferencia entre daños emergentes (reparaciones, reposiciones, limpieza), lucro cesante (beneficios perdidos por la inutilización del inmueble) y perjuicios adicionales (desalojos, pérdida de uso). Exige que cada partida esté respaldada por facturas o presupuestos comparables y que el peritaje detalle mediciones, unidades, precios y depreciaciones razonables. Evita estimaciones globales sin base técnica.
Si aportas perito de parte, asegúrate de que visite el lugar, tome fotografías georreferenciadas o referenciadas en plano, describa metodología y explique por qué descarta causas alternativas. Pide que el informe incluya un apartado de análisis del nexo causal y otro de valoración económica con precios de mercado. Si la contraparte propone importes inflados, la mejor respuesta es una alternativa bien fundamentada.
- Desglosa partidas por capítulos de obra y materiales.
- Incluye mano de obra, medios auxiliares y plazos realistas.
- Valora depreciación por antigüedad y estado previo.
En daños recurrentes (humedades crónicas), considera una solución de fondo (impermeabilización, sustitución de bajantes) y refleja en el acuerdo o sentencia el seguimiento posterior para evitar nuevos conflictos.
Estrategia procesal y juicio
Desde el principio, diseña una estrategia con hitos: contestación, audiencia previa, proposición de prueba, pericial, vista y sentencia. Define qué quieres demostrar en cada fase y con qué medios. En audiencia previa, depura cuestiones procesales, fija hechos controvertidos y cierra el catálogo probatorio. Prepárate para objeciones a la prueba contraria y ten lista tu argumentación sobre pertinencia y utilidad.
En la vista, la claridad gana. Ordena a tus testigos, marca las preguntas clave y evita divagaciones. Si comparece tu perito, ensaya con él las conclusiones esenciales y el porqué de su metodología. En reclamaciones por daños en tu propiedad, los apoyos visuales (fotografías impresas, planos, tablas de costes) ayudan al juez a comprender el caso. Termina con un alegato que conecte hechos probados con normas aplicables y cierre con una petición concreta y proporcionada.
Tip de sala: estructura tu alegato en tres pilares: (1) nexo causal no acreditado o alternativo; (2) alcance del daño inflado o mal medido; (3) proporcionalidad de la solución (reparación razonable frente a sustitución total).
Tras la sentencia, valora la viabilidad de recurrir en función de la motivación judicial, el coste y la probabilidad de éxito. Calcula riesgos y beneficios reales, incluyendo costas.
Errores frecuentes a evitar
El error más grave es dejar pasar plazos. Asegura una buena gestión del tiempo desde el primer día. El segundo es contestar de forma genérica, sin documentos ni narrativa alternativa. La inacción probatoria te coloca a la defensiva. Otro fallo habitual es no comunicar el siniestro a la aseguradora o hacerlo fuera de plazo, perdiendo posibles coberturas.
Evita también reconocer responsabilidades sin analizar la prueba. Una disculpa informal o un mensaje mal redactado puede interpretarse como admisión. Cuando negocies, no cierres acuerdos verbales ni parciales: documenta todo y supedita la eficacia al cumplimiento íntegro. En lo técnico, huye de peritajes poco claros: un informe sin metodología, fotos ambiguas o mediciones inconsistentes debilita tu posición.
- No descuides el mantenimiento documental: guarda facturas, revisiones y actas.
- No subestimes el valor de una inspección judicial.
- No ignores causas alternativas plausibles (elementos comunes, obra de terceros).
Por último, evita el aislamiento: coordina a abogado, perito y, si procede, al administrador de fincas. Un equipo alineado reduce sorpresas y mejora el resultado.
Preguntas frecuentes
¿Qué hago el primer día si me demandan por daños? Anota plazos, lee la demanda completa, avisa al seguro y empieza a recopilar pruebas (fotos, facturas, correos). Evita responder al contrario sin asesoramiento.
¿La aseguradora siempre cubre la reclamación? Depende de la póliza y de la causa del daño. Revisa exclusiones, franquicias y límites. Si hay rechazo, pide motivación y valora impugnar con nuevo peritaje.
¿Necesito perito propio? Es muy recomendable cuando la cuantía es relevante o la causa técnica está discutida. Un peritaje claro puede reducir la indemnización reclamada o acreditar una causa alternativa.
¿Puedo llegar a un acuerdo sin juicio? Sí. La mediación o una negociación directa bien documentada suelen ahorrar tiempo y costes. Deja todo por escrito y condiciona su eficacia al pago y a la reparación verificable.
¿Qué pasa si pierdo el caso? Podrías ser condenado a pagar la cuantía fijada y, en su caso, las costas. Analiza la sentencia con tu abogado para decidir si compensa recurrir según fundamentos y probabilidades.