Cómo exigir judicialmente pago de alquiler

Cómo exigir judicialmente pago de alquiler

Publicado el 29 de octubre de 2025


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Qué significa exigir judicialmente el pago de alquiler

Exigir judicialmente el pago de alquiler es el conjunto de actuaciones legales que puede iniciar la parte arrendadora para recuperar rentas, suministros o cantidades asimiladas impagadas por la persona arrendataria. Este camino jurídico persigue dos objetivos: obtener un título ejecutivo (una resolución que obligue al pago) y, si procede, activar mecanismos de apremio sobre los bienes del deudor. Aunque lo ideal es resolver el conflicto de forma amistosa, la vía judicial se hace necesaria cuando los retrasos se cronifican, el diálogo se rompe o existen antecedentes de impago reiterado.

En términos prácticos, el proceso suele comenzar con un requerimiento fehaciente, para después valorar la vía más rápida y eficaz entre el procedimiento monitorio —idóneo cuando la deuda es líquida, determinada y exigible— y el juicio declarativo (verbal u ordinario) si se prevén oposiciones complejas. Esta estrategia depende de factores como el importe adeudado, la existencia de garantías (fianza, aval, seguro de impago), las cláusulas contractuales, la prueba documental disponible y la solvencia de la persona deudora.

La palabra clave aquí es eficacia. Un plan bien armado combina orden y trazabilidad: documentar todo intercambio, conservar justificantes de pago y comunicaciones, cuantificar con detalle la deuda (rentas, actualizaciones, suministros, intereses), y definir las contingencias. Además, resulta esencial separar la reclamación de rentas del eventual desahucio por impago (recuperación de la posesión), que puede acumularse procesalmente o tramitarse por cauces específicos. Al exigir judicialmente el pago de alquiler, no solo buscamos cobrar; también reducir el tiempo de recuperación y proteger la inversión inmobiliaria con el menor impacto económico y reputacional posible.

Idea clave: la elección del procedimiento (monitorio, verbal u ordinario) debe apoyarse en una prueba sólida y una cuantificación precisa de la deuda. Anticipa la posible oposición y prepara tu estrategia probatoria desde el primer día.

Requisitos y documentación necesaria

La base del éxito en una reclamación judicial de rentas está en la documentación. Empieza revisando el contrato de arrendamiento (duración, renta, actualizaciones, gastos repercutibles, penalizaciones y garantías). Añade anexos, prórrogas y cualquier novación. Comprueba que la entrega de llaves inicial se documentó y que la fianza contractual o legal fue constituida. Si existen seguros de impago de alquiler o avales, localiza las pólizas o escrituras, sus condiciones y límites. Toda esta información será determinante para elegir la vía procesal y reclamar también gastos o intereses.

A continuación, reúne justificantes de los pagos efectuados y de las mensualidades impagadas: recibos devueltos, extractos bancarios, facturas de suministros (agua, luz, gas, Internet) si son a cargo del inquilino, y liquidaciones detalladas que muestren el saldo exacto. Si la renta se actualiza mediante índice o cláusula de revisión, incorpora el cálculo con claridad. Un cuadro-resumen cronológico reduce errores y evita duplicidades.

  • Contrato y anexos (PDF o copia legible).
  • Justificante de propiedad o legitimación (nota simple registral o título).
  • Histórico de pagos y cuadro de deuda mes a mes.
  • Requerimientos previos (emails, burofax, WhatsApp capturado con diligencia).
  • Gastos repercutibles y penalizaciones previstas en contrato.
  • Datos de contacto del inquilino y, si los hay, del avalista.

Por último, cuida la cadena de custodia de tus pruebas. Evita manipulaciones, guarda originales y respalda en la nube con sellado de tiempo cuando sea posible. Si prevés oposición, valora prueba pericial contable para cuantificar deuda o verificar intereses. Una preparación escrupulosa evita incidentes procesales, reduce suspensiones y mejora tu posición negociadora.

Checklist exprés: contrato, titularidad, cuadro de renta y deuda, requerimientos fehacientes, facturas de suministros, cálculo de intereses/mora, póliza o aval, datos de localización del deudor.

Vía extrajudicial: requerimiento previo y burofax

Antes de demandar, agota una vía extrajudicial ordenada. El burofax con certificación de contenido y acuse es la herramienta estrella: prueba el envío, el texto y la recepción. En él, identifica el contrato, detalla la deuda (importe total y desglose por meses y conceptos), concede un plazo razonable de pago y advierte de posibles acciones: monitorio, declarativo o desahucio por impago, además de intereses y costas. Mantén un tono firme y profesional: la meta es cobrar, no escalar el conflicto gratuitamente.

Complementa con un intento de acuerdo: fraccionamientos, quitas condicionadas, o vinculación a entrega de llaves si la situación del inquilino es inviable. Cualquier pacto debe quedar por escrito, con calendario y consecuencias del incumplimiento. Si interviene un avalista, notifícale también; su reacción puede desbloquear el cobro.

  • Lenguaje claro y fechas concretas: facilita el pago y evita excusas.
  • Adjunta cuadro de deuda y datos bancarios para transferencias.
  • Ofrece canal de contacto para propuestas serias (correo y teléfono).
  • Documenta todas las respuestas; evita conversaciones telefónicas sin resumen escrito.

Un buen requerimiento logra, en muchos casos, el pago total o un acuerdo operativo. Si no hay respuesta, habrás creado un rastro probatorio impecable para el juzgado. Recuerda además que un burofax correcto puede interrumpir la prescripción y reforzar la reclamación de intereses de demora conforme a contrato o a la normativa aplicable.

Consejo práctico: envía el burofax a todos los domicilios pactados en contrato y, si procede, al laboral conocido. Guarda el justificante completo (PDF) y una copia impresa.

Procedimiento monitorio: cuándo conviene

El procedimiento monitorio es normalmente la vía más ágil para reclamar rentas impagadas cuando la deuda está bien documentada, es líquida, determinada, vencida y exigible. Su punto fuerte es la rapidez inicial: presentas una petición sucinta acompañada de documentos (contrato, cuadro de deuda, requerimientos, recibos devueltos) y el juzgado requiere al deudor para que pague, se oponga o guarde silencio. Si no paga ni se opone en plazo, obtienes un título ejecutivo directamente para embargar.

Ahora bien, si el arrendatario formula oposición, el asunto se transforma en juicio declarativo (verbal u ordinario según cuantía). Por ello, conviene prever esta posibilidad desde el inicio y construir una petición monitoria robusta con documentación clara y ordenada. Recuerda delimitar con precisión el petitum: mensualidades, intereses si existen por cláusula o por mora legal, suministros repercutibles y cualquier penalización prevista.

  • Ventajas: inicio sencillo, costes reducidos al principio, posibilidad de ejecución rápida si no hay oposición.
  • Inconvenientes: si hay oposición, pasarás a un declarativo con más tiempo y costes.
  • Claves: adjuntar pruebas suficientes y cuantificar con exactitud.

Cuando además necesitas recuperar la posesión de la vivienda o local, evalúa si te conviene acumular acciones o iniciar el procedimiento específico de desahucio por impago, que permite solicitar lanzamiento y reclamación de rentas. La estrategia dependerá del estado del inmueble, de si el inquilino continúa dentro y de tu prioridad de caja frente a posesión.

Pista táctica: si la deuda es clara y prevés inactividad del deudor, el monitorio maximiza el tiempo-eficiencia. Si anticipas oposición técnica, prepara desde ya el esqueleto de demanda para el declarativo.

Juicio verbal u ordinario por rentas impagadas

Si optas por demanda directa —o si tu monitorio deviene declarativo por oposición— entrarás en juicio verbal (por cuantía hasta el umbral legal) u ordinario (cuando lo supere o por razón de la materia). En el verbal, la demanda puede ser más sintética y el procedimiento más concentrado; en el ordinario, la fase escrita es más extensa y se celebra audiencia previa antes del juicio. En ambos, la prueba documental centrada en contrato, pagos y requerimientos es la columna vertebral de la reclamación.

Estructura tu demanda con: hechos claros y cronológicos, fundamentos jurídicos que justifiquen la mora arrendaticia, y un suplico que incluya principal, intereses y costas. Si existe avalista, inclúyelo como parte demandada. Si reclamas suministros, incorpora facturas y el pacto contractual que los repercute. Y si hubo acuerdos de fraccionamiento frustrados, aporta su texto para acreditar incumplimiento.

  • Define bien la cuantía y el período reclamado.
  • Solicita intereses desde cada vencimiento o desde el requerimiento válido.
  • Valora testifical breve (administrador de finca, gestoría) si clarifica hechos.
  • Prepara contestación a previsibles defensas: pagos parciales, compensación, defectos de forma.

Finalizado el juicio, la sentencia favorable habilita la ejecución forzosa: embargos de cuentas, salarios, devoluciones fiscales o bienes. Mantén actualizada la cuantía con intereses y nuevas mensualidades que venzan hasta el pago total. La coordinación con tu procurador y el seguimiento activo de oficios y diligencias marcan la diferencia en tiempos reales de recuperación.

Tip profesional: acompaña a la demanda un cuadro de rentas y otro de suministros separado. La claridad contable reduce oposiciones exitosas y agiliza la labor del juzgado.

Medidas cautelares y garantías

Cuando existen indicios de que el inquilino puede ocultar o dilapidar bienes, valora solicitar medidas cautelares para asegurar el cobro futuro. Entre ellas, embargo preventivo de cuentas, retención de devoluciones tributarias o anotación preventiva sobre bienes registrables. Estas medidas requieren justificar verosimilitud del derecho, peligro por la mora procesal y caución suficiente. Aunque no siempre se conceden, su sola petición bien fundamentada puede impulsar una negociación temprana.

No olvides activar garantías preexistentes: fianza contractual, depósitos adicionales, aval bancario o seguro de impago. En caso de seguro, revisa plazos de comunicación del siniestro y documentación exigida para activar cobertura. Con aval, estudia si es solidario y a primer requerimiento; esta diferencia es crítica para reclamar al avalista sin agotar acciones contra el arrendatario.

  • Evalúa proporcionalidad: la medida no debe causar más perjuicio que el que evita.
  • Prepara documentación contable impecable para sustentar la fumus boni iuris.
  • Alinea la estrategia cautelar con el calendario del procedimiento principal.

En la práctica, una combinación ponderada de requerimiento firme, demanda sólida y, si procede, medida cautelar envía el mensaje correcto: cobro inevitable en tiempo razonable. Esta percepción reduce litigiosidad y costes a medio plazo, especialmente con deudores con patrimonio o ingresos embargables.

Recordatorio: si ejecutas fianza o aval, documenta el cálculo, notifica a las partes y conserva todos los justificantes para posibles rendiciones de cuentas o ajustes finales.

Costes, plazos y riesgos

Exigir judicialmente el pago de alquiler implica invertir tiempo y recursos. Aunque el monitorio es más económico al inicio, una oposición puede alargar el proceso y elevar costes (honorarios de abogacía y procuraduría, peritajes, tasas si proceden). Por ello, es esencial calibrar la solvencia del deudor: si no hay bienes embargables, quizá convenga priorizar la recuperación de la posesión y negociar una salida ordenada con mínima pérdida.

En plazos, considera el tiempo de admisión, emplazamiento, contestación y señalamiento de vistas. Cada partido judicial tiene carga de trabajo distinta, de modo que conviene ajustar expectativas y apoyar la tramitación con escritos claros y completos. Mantén una comunicación continua con tu representación procesal y responde con agilidad a requerimientos del juzgado para evitar dilaciones.

  • Presupuesto previo y hoja de encargo por escrito.
  • Previsión de costas y escenarios de oposición.
  • Plan B si la ejecución resulta infructuosa (resolución contractual, nueva comercialización del inmueble).

El riesgo más habitual es una oposición sólida basada en defectos formales, falta de legitimación, pagos no contabilizados o cláusulas discutibles. La mejor vacuna es la prevención: contabilidad precisa, comunicaciones fehacientes y contratos claros. Y si surgen pagos parciales durante el proceso, actualiza la cuantía y ofrece consignación para evitar controversias sobre intereses o costas.

Enfoque de gestión: piensa en términos de TIR del cobro: tiempo de recuperación, coste total y probabilidad de éxito. Con esos tres factores, decide si monitorio, desahucio acumulado o declarativo directo.

Modelos de textos y checklists útiles

Disponer de modelos agiliza y estandariza la reclamación. A continuación, te proponemos estructuras que puedes adaptar a tu caso. Recuerda: personaliza datos, fechas, importes y conceptos con exactitud. Evita copiar cláusulas que no se ajusten a tu contrato.

Modelo de burofax (estructura): identificación de las partes y del contrato; detalle de deuda por meses; exigencia de pago íntegro en X días; datos de pago; advertencia de acciones (monitorio, demanda, desahucio) e intereses; notificación a avalista si lo hay; firma y datos de contacto.

  • Checklist de documentación: contrato, anexos, nota simple, cuadro de deuda, recibos devueltos, facturas de suministros, comunicaciones fehacientes, póliza/aval.
  • Checklist de cuantía: rentas vencidas, intereses por mora contractual/legal, suministros, penalizaciones pactadas, gastos recuperables.
  • Checklist procesal: competencia territorial, legitimación, cuantía, tipo de procedimiento, posibilidad de medidas cautelares, acumulación con desahucio.

Si usas hojas de cálculo, crea pestañas separadas para cada concepto (renta, suministros, intereses) y un resumen ejecutivo para el juzgado. El propósito es que cualquier tercero entienda de un vistazo qué se debe, desde cuándo y por qué.

Plantilla de cuadro de deuda (campos sugeridos): mes/año, renta pactada, pago recibido (sí/no), diferencia, suministro repercutible, penalización, subtotal mensual, acumulado, observaciones.

Errores frecuentes y buenas prácticas

Los tropiezos más comunes en la reclamación de rentas tienen que ver con prueba insuficiente, cálculos imprecisos y comunicaciones mal planteadas. Un contrato ilegible, un cuadro de deuda con sumas erróneas o un burofax agresivo y confuso pueden arruinar una buena causa. La buena práctica pasa por la meticulosidad: documentos claros, fechas exactas, conceptos homogéneos y trato profesional. La firmeza no está reñida con la cortesía, y suele favorecer acuerdos antes de juicio.

  • No mezclar conceptos: renta, suministros e intereses deben cuantificarse y probarse por separado.
  • Evitar reclamar partidas no pactadas en contrato o sin respaldo documental.
  • No retrasar el requerimiento: la pasividad prolongada empeora cobros y pruebas.
  • Registrar todas las comunicaciones clave por canales que permitan acreditación.

En cuanto a negociación, mantén BATNA (alternativa óptima si no hay acuerdo). Por ejemplo, aceptar pago inmediato con quita moderada puede superar en rendimiento a litigar un año para cobrar todo. Si hay voluntad de devolver el inmueble, valora acuerdos de entrega de llaves con reconocimiento de deuda y plan de pagos. Documenta todo con claridad y evita ambigüedades que generen futuros litigios.

Buena práctica: crea un “dossier del caso” con índice interno, documentos numerados y versión PDF lista para subir a la sede judicial. Esta organización acelera a tu equipo y facilita la labor judicial.

Preguntas frecuentes

¿Es obligatorio enviar burofax antes de demandar? No siempre es legalmente obligatorio, pero es altamente recomendable: acredita el requerimiento, puede interrumpir la prescripción y favorece la condena en costas si el deudor se mostró renuente. Además, abre una puerta a soluciones amistosas y ordena la prueba desde el principio.

¿Qué vía es más rápida para cobrar: monitorio o demanda? Si la deuda está bien documentada y prevés que el deudor no se opondrá, el monitorio suele ser más rápido. Si anticipas oposición técnica, una demanda bien armada en juicio verbal puede resultar más eficiente globalmente.

¿Puedo reclamar también suministros y desperfectos? Sí, siempre que exista pacto y prueba. Se recomienda separar los conceptos: rentas impagadas, suministros repercutibles y, en su caso, daños (con informes, fotos y facturas), para evitar confusiones y facilitar la cuantificación judicial.

¿Qué pasa si durante el proceso abonan parte de la deuda? Actualiza la cuantía en cada fase y comunica los pagos para ajustar principal e intereses. Dependiendo del momento, puede incidir en la imposición de costas; por eso conviene documentar la oferta y la fecha con precisión.

¿Y si el deudor es insolvente? Una sentencia favorable sin bienes embargables puede no traducirse en cobro inmediato. En ese escenario, prioriza recuperar la posesión y reducir pérdidas. A medio plazo, sigue investigando bienes (empleo, devoluciones fiscales, vehículos) para reactivar la ejecución cuando aparezcan.

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