Cómo reclamar al inquilino por daños en garaje
Guía para reclamar al inquilino por daños en garaje: pruebas, burofax, presupuestos, fianza y vías judiciales para recuperar el coste de reparaciones.
Índice
- Introducción y objetivo
- Marco legal básico
- Distinguir daño de desgaste
- Pruebas y documentación
- Contrato, inventario y cláusulas
- Presupuestos, peritaje y valoración
- Requerimiento fehaciente: burofax
- Negociación, fianza y acuerdos
- Vías judiciales y procesos
- Seguros y comunidad de propietarios
- Plazos, costes y estrategia
- Preguntas frecuentes
Introducción y objetivo
Reclamar al inquilino por daños en el garaje exige método, pruebas y un encaje jurídico claro. El garaje forma parte de la vivienda arrendada cuando así se pacta, o puede ser un anexo independiente; en ambos supuestos, el arrendatario debe devolverlo en el estado en que lo recibió, salvo el desgaste por uso ordinario. Esta guía práctica te acompaña desde la detección del daño hasta la recuperación del coste: cómo reunir evidencias, cuantificar la reparación, exigir el pago por la vía amistosa y, si es preciso, acudir a la vía judicial adecuada.
El objetivo es doble: maximizar las posibilidades de cobro y minimizar tiempos y costes. Para ello, conviene trabajar con un inventario fotográfico, partes de entrega y devolución, presupuestos comparables y un requerimiento fehaciente que interrumpa plazos y ponga al inquilino en mora. Además, veremos cómo interactúan la fianza, los seguros privados y la póliza de la comunidad cuando el daño afecta a elementos comunes o terceros.
Resultado esperado: una reclamación sólida con evidencias fechadas, cuantía justificada y estrategia escalonada (amistosa → precontenciosa → judicial) para recuperar el importe de las reparaciones del garaje.
Marco legal básico
El punto de partida es la obligación del arrendatario de usar la cosa arrendada como un diligente “buen padre de familia” y devolverla en el estado recibido, menos el desgaste por uso normal. Si el garaje es parte del arrendamiento de vivienda, rigen las normas del contrato y, supletoriamente, el régimen general de arrendamientos urbanos y el Código Civil. Si el garaje se arrienda de manera separada (plaza vinculada o contrato independiente), el marco aplicable puede variar, pero las obligaciones de custodia y restitución se mantienen: no causar daños dolosos o por negligencia y comunicar incidencias relevantes.
El arrendador debe asumir pequeñas reparaciones derivadas del uso ordinario si así se pacta o resulta del tipo de contrato; el inquilino responde de daños por mal uso, imprudencia o incumplimiento de sus deberes de cuidado. La clave es probar el nexo entre conducta y daño: sin esa relación, la reclamación perderá fuerza. Por eso, cobra importancia el inventario de entrega, la cláusula de mantenimiento y el deber de comunicar sin demora cualquier siniestro o incidencia en el garaje.
- Devolución en buen estado: salvo desgaste normal.
- Responsabilidad del inquilino por daños causados por culpa o negligencia.
- Facultad del arrendador para exigir reparación o resarcimiento.
Distinguir daño de desgaste
No todo deterioro es reclamable. El desgaste propio del uso ordinario no genera responsabilidad: marcas leves en el suelo por rodadura, pequeños roces compatibles con uso normal, envejecimiento de la pintura o del mecanismo de apertura si está dentro de su vida útil. En cambio, son daños indemnizables los golpes profundos en puertas o columnas del box, roturas de la puerta seccional por mal uso, anclajes arrancados, filtraciones por perforaciones indebidas, cableado manipulado o pérdidas de mandos por negligencia.
Para trazar la línea, compara el estado inicial y el final mediante fotos fechadas y, si procede, informe técnico. Atiende a la intensidad, la localización y la causa probable: un abollón con pintura transferida compatible con impacto de paragolpes no equivale a “desgaste”. Los daños por actos de terceros invitados por el inquilino (conductores autorizados) también son imputables. Si hay duda, solicita una valoración independiente que explique por qué la patología excede el uso normal.
Consejo: crea una matriz “daño ↔ evidencia ↔ coste” para cada ítem (puerta, suelo, mando, punto de luz). Facilita la negociación y evita reclamaciones genéricas.
Pruebas y documentación
Una reclamación efectiva se apoya en pruebas claras y ordenadas. Empieza por el inventario de entrega y el acta de devolución, ambos con fotografías y, si es posible, vídeo con fecha. Añade un dossier fotográfico del daño (planos generales y detalles), indicando dimensiones aproximadas y ubicación exacta dentro del garaje. Si hay testigos (vecinos, portero, administrador), recoge su manifestación por escrito o guarda sus datos de contacto.
Completa el expediente con presupuestos de reparación comparables (al menos dos o tres), factura proforma y, cuando proceda, informe pericial breve que explique causa, reparación necesaria y coste razonable. Conserva comunicaciones con el inquilino (emails, mensajes) y cualquier parte de incidencia de la comunidad (por ejemplo, daños en la puerta común). Si existe seguro, incorpora el parte y la respuesta de la aseguradora. Fechar cada documento y numerarlo facilita la trazabilidad y refuerza tu posición si la disputa escala.
- Inventario y fotos antes/después.
- Presupuestos y facturas proforma.
- Informe técnico/pericial si hay controversia.
- Mensajes y burofax, archivados por fecha.
Contrato, inventario y cláusulas
El contrato es tu mejor aliado si está bien redactado. Incluye una descripción detallada del garaje (plaza, box, medidas, equipamiento, puerta, mandos, enchufe, iluminación, estanterías) y un inventario fotográfico firmado. Introduce una cláusula de mantenimiento y uso correcto (prohibición de almacenar combustibles fuera de normativa, de anclar elementos sin permiso, de manipular cuadros eléctricos) y un régimen claro de comunicación de incidencias y acceso para reparaciones.
Añade una cláusula de penalización o intereses por mora cuando el inquilino no atienda la reparación o el reembolso dentro del plazo fijado tras el requerimiento. Regula el destino de la fianza y la posibilidad de compensación por daños tasados, sin perjuicio de reclamar excesos. Si el garaje forma parte de una comunidad, referencia el reglamento para reforzar límites de uso y responsabilidades frente a elementos comunes (puertas automáticas, extractores, sistemas antiincendios).
Tip contractual: entrega dos mandos numerados, identifica su código y fija coste de reposición por pérdida. Evita debates sobre “valor sentimental” de controles o anclajes.
Presupuestos, peritaje y valoración
Cuantificar bien es clave para cobrar. Solicita varios presupuestos de empresas especializadas en puertas, cerrajería, hormigón/pavimentos y pintura. Pide que detallen mano de obra, materiales, desplazamiento, IVA y, si aplica, retirada de residuos. Si el daño es controvertido (por ejemplo, fisuras en forjado del box), un perito puede justificar la causa, descartar vicio preexistente y acreditar que la reparación propuesta es proporcionada.
Cuando existan mejoras (p. ej., sustituir una puerta antigua por un modelo superior), acota el presupuesto a la reposición equivalente a su estado previo y justifica cualquier plus con criterios de seguridad o normativa. Conserva el informe con fotos y mediciones; será útil si el inquilino propone alternativas más baratas que no restituyen el estado original.
- 3 presupuestos comparables para dar credibilidad.
- Informe pericial en daños discutibles o de cuantía alta.
- Valoración a “estado anterior”, evitando sobre-mejoras.
Requerimiento fehaciente: burofax
Antes de demandar, remite un burofax con certificación de texto y acuse. Expón hechos, adjunta dossier (enlace o anexo) y fija un plazo razonable (10–15 días) para reparar tú o reembolsar el coste. Indica que, en caso de impago, se reclamarán intereses y costas. El burofax interrumpe plazos y demuestra tu buena fe negociadora.
Modelo breve: “En relación con el contrato de arrendamiento de la plaza/garaje nº [X], se le requiere para que, en el plazo de 10 días, abone €[importe] por los daños detallados en el informe y presupuestos adjuntos, o autorice su reparación a su cargo. De no atender el requerimiento, se iniciarán acciones para el íntegro resarcimiento, con intereses y costas.”
Guarda el resguardo y la certificación de contenido. Si el inquilino responde, integra su contestación en el expediente y valora una propuesta de calendario de pago si acredita dificultades transitorias.
Negociación, fianza y acuerdos
La vía amistosa suele ser más rápida y rentable. Ofrece opciones: compensar con la fianza (si está depositada conforme a normativa), un plan de pagos breve o ejecutar tú la reparación repercutiendo el coste final. Formaliza cualquier acuerdo por escrito, con importes, plazos, forma de pago y consecuencias del incumplimiento (vencimiento anticipado y exigibilidad total).
La fianza no es un “tope” de responsabilidad: si el daño supera su cuantía, se puede reclamar el excedente. En acuerdos aplazados, incorpora cláusula de resolución y título ejecutivo futuro si es posible (por ejemplo, elevación a público u homologación judicial en ciertos supuestos). Acredita cada pago con recibo y libera la fianza solo una vez compensados los conceptos pendientes.
- Compensación con fianza y calendario breve.
- Cláusula de vencimiento anticipado por impago.
- Recibos y cierre formal del expediente.
Vías judiciales y procesos
Si no hay acuerdo, el camino judicial dependerá de la cuantía y de la controversia. Para reclamaciones dinerarias líquidas y documentadas, el proceso monitorio es una opción ágil: se inicia con documentos (contrato, inventario, burofax, presupuestos/facturas). Si el inquilino se opone, el asunto se transforma en juicio verbal u ordinario según la cuantía. Cuando la prueba técnica sea determinante, prepara pericial y testifical (administrador, técnicos).
En el juicio verbal, la concentración de actos exige llevar la prueba muy preparada (fotos impresas con fecha, dosieres ordenados, original del burofax). En el ordinario, el intercambio de escritos permite desarrollar mejor la pericial. Solicita intereses desde el requerimiento y costas si hay mala fe. Si el daño afecta a elementos comunes y a terceros, valora la intervención de la comunidad o de su aseguradora.
Checklist procesal: legitimación clara, cuantía neta y justificada, prueba fotográfica y pericial, requerimiento fehaciente, intereses y costas solicitados expresamente.
Seguros y comunidad de propietarios
Antes de litigar, revisa pólizas. El propietario puede tener seguro de hogar que cubra continente del garaje; la comunidad suele asegurar puertas automáticas, sistemas de ventilación o detección. Si el daño lo cubre una póliza, la aseguradora puede indemnizar y luego repetir contra el responsable. Gestionar el parte correctamente (plazos, fotos, declaración de circunstancias) agiliza la cobertura.
Diferencia entre daños propios (dentro del box o plaza) y comunes (puerta de acceso, rampas). Cuando el inquilino causa un daño común, la comunidad puede reclamarle y, a su vez, el propietario reclamar internamente según contrato. Coordina actuaciones para evitar pagos duplicados o lagunas. Si el inquilino dispone de seguro de RC como conductor habitual del vehículo implicado, también puede activarse.
- Revisa coberturas y franquicias antes de gastar.
- Comunica por escrito al administrador si hay elementos comunes dañados.
- Conserva el número de siniestro y comunicaciones de la aseguradora.
Plazos, costes y estrategia
La estrategia ideal es escalonada: 1) dossier de pruebas y cuantificación, 2) requerimiento fehaciente, 3) negociación con uso de fianza y plan de pagos, 4) proceso monitorio o demanda. Actuar rápido evita que se pierdan evidencias (mudanzas, repintados). Controla los plazos de prescripción aplicables a la reclamación de daños y no demores el burofax: además de interrumpir plazos, refuerza tu posición negociadora.
En costes, valora el retorno: en daños bajos, una solución amistosa inmediata con descuento puede ser más eficiente que litigar. En daños medios/altos, el peritaje suma fuerza probatoria y facilita costas a tu favor si se aprecia mala fe en el impago. Integra en la cuantía los gastos acreditables: reparación, peritaje, burofax, intereses desde el requerimiento. Documenta la mitigación del daño (no sobredimensionar la reparación) para evitar objeciones.
Regla práctica: documentación impecable + plazos claros + propuesta razonable = mayor tasa de cobro sin juicio. Prepara, aun así, el expediente como si fueras a litigar.
Preguntas frecuentes
¿Puedo quedarme con la fianza para cubrir los daños del garaje? Sí, siempre que el daño esté acreditado y sea imputable al inquilino. Compensa hasta el importe de la fianza y reclama el exceso si lo hay. Documenta la compensación y entrega liquidación final.
¿Qué pasa si el inquilino niega los daños? Refuerza la prueba: inventario de entrega, fotos antes/después, presupuestos y, si procede, informe pericial. Un burofax bien armado suele propiciar acuerdos; si no, valora monitorio o demanda.
¿Y si el daño lo causó un tercero invitado por el inquilino? La responsabilidad sigue siendo imputable al arrendatario, salvo que identifique al causante y asuma la reparación. Puedes dirigir la reclamación contra ambos si tienes datos del tercero.
¿Es obligatorio arreglar antes de reclamar? No. Puedes reclamar el coste con presupuestos firmes. Si la reparación es urgente (seguridad), actúa y conserva facturas y fotos del “antes”.
¿Cubre el seguro los daños del garaje? Depende de la póliza y del tipo de daño. Revisa coberturas y franquicias. La aseguradora puede pagar y repetir contra el responsable si procede.
¿Necesitas asesoramiento legal?
Nuestro equipo de expertos está listo para ayudarte