
Cómo reclamar penalizaciones por incumplimiento contractual
Publicado el 28 de julio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 15 min
Índice
- Qué es una penalización contractual
- Cuándo procede reclamar penalizaciones
- Pasos para reclamar penalizaciones
- Pruebas y documentación necesaria
- Cálculo de la penalización y límites
- Reclamación extrajudicial: modelo y consejos
- Vía judicial: demandas y costas
- Cláusulas abusivas y nulidad
- Cómo negociar y evitar litigar
- Preguntas frecuentes
Qué es una penalización contractual
Una penalización contractual, también llamada cláusula penal, es un pacto por el que las partes de un contrato fijan por adelantado la cantidad a pagar si una de ellas incumple. Su función es doble: preventiva, porque disuade del incumplimiento al establecer un coste cierto; y liquidatoria, porque sustituye o complementa la indemnización de daños y perjuicios sin necesidad de acreditar uno por uno los perjuicios sufridos. En términos prácticos, permite acelerar la reclamación y aporta seguridad jurídica, ya que el importe se determina ex ante y reduce la discusión sobre el alcance del daño.
Estas penalizaciones suelen aparecer en contratos de obra y servicios, suministro, arrendamientos, franquicias o tecnología (por ejemplo, por retrasos, baja calidad o no entrega). Pueden ser por mora (retardo) o por incumplimiento definitivo, y a veces se gradúan por hitos: por cada día de retraso, un porcentaje; por cada entrega fallida, una cantidad fija; por desistimiento anticipado, un cálculo sobre el precio pendiente. Lo importante es que la redacción sea clara, comprensible y proporcionada a la magnitud del riesgo asumido.
Para que sea exigible, la penalización por incumplimiento contractual debe estar incluida en el contrato firmado, o en condiciones generales aceptadas, y no vulnerar la ley ni el equilibrio entre las partes. En contextos con consumidores, los juzgados revisan con especial rigor que no sea abusiva. También es esencial que exista un incumplimiento objetivamente verificable. No basta con una percepción subjetiva de mala calidad: hay que vincular la conducta con la obligación incumplida y con el disparador previsto en la cláusula penal.
Idea clave: la cláusula penal simplifica la reclamación al predeterminar la indemnización, pero exige una redacción precisa y proporcionalidad para superar cualquier control judicial.
Cuándo procede reclamar penalizaciones
Procede reclamar penalizaciones cuando concurren tres elementos: existe una cláusula penal válida, se ha producido un incumplimiento o retraso imputable a la otra parte y se han cumplido las condiciones previas que el contrato impone (por ejemplo, un preaviso o un requerimiento). El incumplimiento debe ser relevante respecto a lo pactado: incumplir un plazo esencial, entregar fuera de especificaciones técnicas, no prestar el servicio contratado o resolver el contrato sin causa. Si el incumplimiento deriva de fuerza mayor o de causas no imputables al deudor, la penalización puede decaer o moderarse.
También procede cuando la cláusula establece expresamente su carácter automático por mero retraso, de modo que no haya que demostrar daños efectivos. En estos supuestos, el acreedor acredita el hito (p. ej., días de retraso sobre la fecha pactada) y calcula la penalización. En cambio, si la redacción exige “daño acreditado” o “incumplimiento grave”, conviene reforzar la reclamación con informes técnicos, actas o comunicaciones que prueben el impacto.
No procede reclamar penalizaciones por incumplimiento contractual cuando la cláusula es ambigua, desproporcionada o contraria a normas imperativas, o cuando el incumplimiento es recíproco y grave por ambas partes. También puede improceder si el acreedor toleró de forma reiterada el retraso sin reservas, generando una expectativa legítima (principio de buena fe). En relaciones de consumo, las penalizaciones que supongan un desequilibrio importante en perjuicio del consumidor pueden declararse nulas.
- Comprueba si el evento activador (retraso, defecto, desistimiento) está definido en el contrato.
- Verifica si hay eximentes: fuerza mayor, caso fortuito o impedimentos ajenos.
- Revisa si la penalización es acumulable con daños o sustitutiva.
- Analiza si el contrato exige requerimiento previo y en qué forma.
Pasos para reclamar penalizaciones
El proceso para reclamar penalizaciones por incumplimiento contractual puede resumirse en una ruta clara. Primero, revisa el contrato y detecta la cláusula penal exacta: importe, fórmula de cálculo, supuestos de activación, plazos y requisitos formales. Segundo, documenta el incumplimiento con pruebas objetivas (correos, partes de entrega, actas de reunión, fotografías, certificados, logs, informes técnicos). Tercero, calcula la penalización conforme a la fórmula pactada, justificando cada variable (días de retraso, porcentaje sobre precio, unidades no entregadas).
El cuarto paso es requerir fehacientemente el pago. Emite un burofax o comunicación con acuse de recibo que incluya: identificación de las partes, referencia al contrato, descripción del incumplimiento, cláusula invocada, importe de la penalización, plazo para pagar y advertencia de acciones legales en caso de desatención. Quinto, valora una negociación rápida (descuento por pronto pago, plan de pagos) si la relación comercial interesa mantenerla. Sexto, si no hay respuesta o es negativa, inicia mediación o conciliación si está prevista. Séptimo, decide la vía judicial adecuada (juicio verbal u ordinario) en función de la cuantía y la complejidad técnica.
Durante todo el proceso, cuida la coherencia: que lo que pides esté alineado con la cláusula penal y con la conducta previa (no envíes mensajes contradictorios). Mantén una hoja de cálculo con fechas, hitos y comunicaciones, por si se cuestiona la cronología. Si existen incumplimientos propios, aborda la estrategia para neutralizar objeciones, por ejemplo, destacando que son leves o ya subsanados.
Checklist rápido: contrato a mano, pruebas ordenadas, cálculo verificado, requerimiento fehaciente, propuesta de acuerdo, plan B judicial listo.
Pruebas y documentación necesaria
Para reclamar penalizaciones por incumplimiento contractual con garantías, la prueba es determinante. Empieza por el contrato original y sus anexos: ahí están la cláusula penal, los plazos y los estándares de calidad. Continúa con las órdenes de compra, albaranes, actas de recepción, certificaciones de obra o entregables firmados. Los correos electrónicos que fijan fechas y reconocen retrasos son especialmente útiles; organiza un dossier cronológico y evita documentos redundantes.
En servicios técnicos o proyectos complejos, apóyate en informes periciales o certificaciones de terceros que acrediten incumplimientos de especificaciones. Si el problema es la calidad, registra fotografías o capturas con metadatos. Si es un software, guarda logs, tickets de incidencias y evidencias de pruebas (test cases, resultados, versiones). En retrasos, un cronograma comparando lo planificado y lo ejecutado clarifica el impacto y cuantifica la penalización diaria.
No olvides la prueba de las comunicaciones formales: burofaxes, cartas con acuse, o plataformas contractuales con trazabilidad. También es útil demostrar la buena fe del acreedor: recordatorios previos, propuestas de solución, tiempo de espera razonable. Si tu contrato prevé subsanación, acredita que ofreciste la oportunidad y que no se cumplió.
- Contrato, anexos y condiciones generales aceptadas.
- Cronología de hitos con fechas pactadas y reales.
- Evidencias técnicas: informes, fotos, logs, tickets.
- Comunicaciones fehacientes y recibos de entrega.
- Cálculo detallado de la penalización y base de cómputo.
Cálculo de la penalización y límites
El cálculo de la penalización depende de lo pactado. Las fórmulas más comunes son: cantidad fija por hito incumplido; importe diario por retraso (p. ej., X euros/día); porcentaje sobre el precio del contrato o del lote afectado; o penalización escalonada según tramos de retraso o gravedad del defecto. La clave es aplicar la fórmula con transparencia: explica cada variable y aporta soporte documental. Si usas porcentajes, fundamenta la base de cálculo (¿total del contrato, parte afectada, facturación mensual?).
Existen límites. La penalización debe ser proporcional y no confiscatoria. En entornos B2B, los tribunales pueden moderarla si resulta desmesurada en relación con el daño o si el deudor cumplió en parte. En consumo, una penalización excesiva puede declararse abusiva y, por tanto, nula. También hay que evitar doble penalización: si la cláusula dice que la penalización sustituye a la indemnización de daños, no se pueden acumular ambas por el mismo concepto salvo que el contrato lo permita.
Cuando la penalización es por días de retraso, determina con precisión el dies a quo (fecha de inicio) y el dies ad quem (fecha de subsanación o resolución). Considera si hay topes: muchas cláusulas limitan la penalización total a un porcentaje máximo del contrato. Si se alcanzó el tope, quizá la siguiente medida sea resolver el contrato. Documenta claramente cuándo se interrumpió el retraso y si hubo periodos de suspensión imputables a la otra parte.
Consejo práctico: acompaña tu cálculo con una tabla; si la otra parte puede replicar el número fácilmente, aumentan las opciones de cobro voluntario o acuerdo rápido.
Reclamación extrajudicial: modelo y consejos
Antes de acudir a tribunales, la mejor opción suele ser una reclamación extrajudicial bien construida. Debe ser clara, firme y abierta a una solución eficiente. Empieza por identificar el contrato, la obligación incumplida y la cláusula penal invocada. Describe los hechos con fechas y adjunta un anexo de pruebas relevantes. Expón el cálculo de la penalización y fija un plazo razonable de pago (por ejemplo, 10–15 días hábiles). Advierte que, en caso de silencio o negativa, iniciarás acciones, pudiendo reclamar intereses y costas.
En el tono, combina profesionalidad y pragmatismo: deja abierta la puerta a una propuesta de pago o a una compensación si quedan entregas pendientes. Si la relación es estratégica, plantea alternativas como un descuento en facturas futuras o una ampliación de garantía, siempre que el valor sea equivalente. Usa medios fehacientes (burofax, notificación en plataforma contractual, carta certificada). Conserva el justificante de envío y de recepción.
Estructura recomendada del escrito: encabezado con datos de las partes; Hechos (cronología y pruebas); Fundamentos (cita de la cláusula penal y su activación); Cuantía (cálculo y desglose); Requerimiento (plazo y forma de pago); y Advertencias (acciones en caso de incumplimiento del requerimiento). Añade un apartado de buena fe indicando tu disposición a conversar.
- Usa un lenguaje preciso y cifras cerradas.
- Adjunta solo pruebas clave y ofrece acceso al resto.
- Propón una salida win–win sin renunciar al derecho.
- Evita amenazas vacías; si adviertes demanda, prepárala.
Vía judicial: demandas y costas
Si la vía amistosa fracasa, la reclamación judicial es el siguiente paso. La elección del procedimiento depende de la cuantía y de la complejidad. Para importes reducidos, puede corresponder un juicio verbal; para cuantías más altas o asuntos técnicamente complejos, un juicio ordinario. La demanda debe relatar con precisión la relación contractual, la cláusula penal, los hitos incumplidos, el cálculo y la prueba. Es fundamental anticipar la defensa: alegaciones de cumplimiento parcial, fuerza mayor, cláusula abusiva o desproporción.
En el proceso, la carga de la prueba recae en quien reclama: demostrar el contrato, el incumplimiento y la concurrencia de la cláusula penal. El deudor intentará cuestionar la activación, la base de cálculo o invocar causas eximentes. Por eso conviene aportar periciales, cuadros comparativos y comunicaciones fehacientes. En ocasiones, el juez puede moderar la pena si hay cumplimiento relevante o si resulta manifiestamente excesiva.
Respecto a las costas, si se estima íntegramente tu demanda, lo habitual es que se impongan al demandado. Esto refuerza la estrategia de la oferta previa razonable: si el demandado rechazó un acuerdo sensato y luego pierde, afrontará además los honorarios de abogado y procurador. Incluye en tu pretensión intereses de demora desde el requerimiento, y, si procede, la acumulación de otras acciones (resolución, indemnización complementaria).
Estrategia: prepara una demanda “lista para juicio” desde el día uno; cuanto más sólida sea tu prueba, más fácil será cerrar un acuerdo antes de la vista.
Cláusulas abusivas y nulidad
No toda cláusula penal es válida. En contratos con consumidores, las penalizaciones que imponen un desequilibrio importante, no negociadas individualmente o falta de proporcionalidad, pueden considerarse abusivas y declararse nulas. Señales de alerta: multas desorbitadas ante incumplimientos leves, ausencia de reciprocidad (solo se penaliza al consumidor), o falta de información clara sobre el criterio de cálculo. En B2B, sin el paraguas de consumo, los tribunales igualmente pueden moderar una penalización desmesurada.
Si te enfrentas a una penalización dudosa, revisa si la redacción es comprensible, si la cuantía máxima está topada y si existe correspondencia con el riesgo. Un buen enfoque defensivo consiste en acreditar la falta de negociación real y el carácter sorpresivo de la cláusula, o en demostrar que el servicio se cumplió en parte sustancial. También es eficaz probar que los daños reales son muy inferiores a la penalización pretendida, invitando al juez a moderarla.
Cuando una cláusula se declara nula, deja de aplicarse, pero el contrato puede subsistir sin ella si el resto de estipulaciones se mantienen. De cara a prevenir problemas, al redactar contratos introduce límites claros, fórmulas verificables y un mecanismo de revisión por hitos. Transparencia y equidad aumentarás la probabilidad de que una penalización sea exigible y cobrable.
- Evita penalizaciones sin tope máximo.
- Define con claridad el evento activador.
- Garantiza reciprocidad o justifica la asimetría.
- En consumo, lenguaje claro y tamaño de letra legible.
Cómo negociar y evitar litigar
Negociar con inteligencia puede ahorrar meses de conflicto y costes. La clave es entrar con un caso sólido —documentos ordenados, cálculo claro y posición jurídica firme— y ofrecer una salida que haga sentido para la otra parte. Plantea alternativas: pago inmediato con descuento, calendario de pagos con garantías, compensación con trabajos futuros o entrega de bienes/servicios equivalentes. Presenta tu mejor y última oferta condicionada a aceptación en un plazo corto para mantener el impulso.
Ten en cuenta las palancas: probabilidad de éxito judicial, tiempo de resolución, impacto reputacional y coste de oportunidad. Un BATNA (mejor alternativa a un acuerdo) bien definido te permite negociar sin ansiedad. Si prevés seguir colaborando, incorpora cláusulas de calidad reforzada y penalizaciones revisadas, más realistas y fáciles de ejecutar, evitando repetir el conflicto.
Utiliza técnicas prácticas: escucha activa para detectar intereses reales (liquidez, plazo, reputación), ancla tu propuesta con números verificables y emplea un tono profesional. Documenta el acuerdo con un settlement claro: reconocimiento del incumplimiento, cuantía, calendario, garantías (aval, retención, factoring inverso) y renuncia a acciones futuras una vez cumplido. Si procede, prevé mediación o arbitraje para controversias posteriores.
Tip de negociación: llega a la mesa con un borrador de acuerdo. Quien escribe primero define el marco y reduce el riesgo de malentendidos.
Preguntas frecuentes
¿Puedo reclamar penalizaciones si no existe una cláusula penal escrita? Si el contrato no prevé cláusula penal, aún puedes reclamar daños y perjuicios, pero tendrás que probar el daño y su cuantía. La ventaja de la cláusula penal es evitar esa prueba detallada. Sin ella, tu reclamación puede ser viable, pero más lenta y discutida.
¿La penalización impide además pedir daños adicionales? Depende de la redacción. Muchas cláusulas son sustitutivas de la indemnización y cierran la puerta a daños extra. Otras permiten acumular penalización y daños si se acreditan perjuicios superiores. Revisa el texto exacto y, si hay duda, plantea reclamación principal y subsidiaria.
¿Qué pasa si hubo fuerza mayor? La fuerza mayor puede exonerar del pago si el evento era imprevisible e inevitable y afectó directamente al cumplimiento. Aun así, la parte obligada debe probarlo y comunicarlo de inmediato. Si el retraso se debe a organización interna o a proveedores previsibles, no suele prosperar la exoneración.
¿Cómo envío el requerimiento para que sea válido? Usa medios fehacientes: burofax con certificación de contenido y acuse, o sistemas equivalentes del propio contrato (plataformas con sello de tiempo). Indica importe, fundamento, plazo y forma de pago. Conserva justificantes y devuelve recibos firmados.
¿Cuándo conviene ir a juicio? Cuando no hay voluntad de pago, la cuantía es relevante y tu caso está bien documentado. Valora costes, tiempos y probabilidad de éxito. A menudo, preparar una demanda sólida sirve también para desbloquear una negociación.
- Si no hay cláusula, reclama daños con prueba del perjuicio.
- Si la cláusula es ambigua, refuerza tu posición con pericial.
- El burofax bien redactado aumenta opciones de cobro rápido.
- La negociación informada puede ahorrar tiempo y dinero.