Qué hacer si el inquilino falsifica documentos

Qué hacer si el inquilino falsifica documentos

Publicado el 02 de octubre de 2025


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Señales y riesgos cuando el inquilino falsifica documentos

Detectar a tiempo que un inquilino ha presentado documentación manipulada puede ahorrar meses de problemas y pérdidas económicas. En el mercado del alquiler, las falsificaciones más comunes afectan a la identidad (DNI o pasaporte alterado), la solvencia (nóminas modificadas, contratos de trabajo inventados, declaraciones tributarias retocadas) y las referencias (cartas de empresas o antiguos caseros sin respaldo real). Las señales de alerta suelen aparecer muy pronto: prisa excesiva por firmar, resistencia a verificaciones básicas, incoherencias entre direcciones, nóminas con tipografías inconsistentes, sellos borrosos, fechas que no cuadran o documentos que solo se entregan como fotos de baja calidad. También conviene sospechar cuando el supuesto empleador no aparece en registros mercantiles, cuando las cifras de las nóminas no se corresponden con la categoría profesional o cuando el extracto bancario muestra movimientos repetidos de “ingresos espejo”.

El riesgo para el arrendador es doble. Por un lado, el impago: si la solvencia es falsa, la probabilidad de morosidad se dispara. Por otro, la complejidad jurídica: acreditar la falsificación exige método y pruebas bien custodiadas; de lo contrario, el procedimiento (civil o penal) puede alargarse. Además, si se ha contratado un seguro de impago, la aseguradora puede negarse a cubrir si considera que el filtro de riesgos fue deficiente o que el asegurado ignoró indicios de fraude. Por ello, actuar con rapidez es clave para reducir daños: documentar indicios, congelar concesiones (entrega de llaves adicionales, prórrogas automáticas) y evitar comunicaciones informales que puedan interpretarse como confirmación de validez del contrato.

Checklist de alerta rápida:

  • Datos personales y laborales que no coinciden entre documentos.
  • Nóminas sin metadatos o con formatos que cambian mes a mes.
  • Resistencia a firmar autorizaciones de verificación (empresa, banco, referencias).
  • Urgencia por firmar y ocupar antes de completar el control documental.

Verificación documental inicial: identidad, ingresos y solvencia

La verificación previa a la firma es la barrera más efectiva contra la falsificación. Empieza por la identidad: solicita documento original en mano y contrasta que la fotografía, la fecha de nacimiento y la firma coincidan. Evita basarte solo en copias o fotos. Comprueba la vigencia del documento y, si procede, coteja un segundo identificador (permiso de conducir, NIE, pasaporte). En cuanto a ingresos, trabaja con al menos tres nóminas recientes, contrato laboral y vida laboral. Observa si el CIF y la razón social de la empresa constan en registros públicos, si las retenciones e importes son coherentes con la categoría profesional y si los totales de cada mes presentan un patrón creíble. Para solvencia, puedes solicitar extracto bancario de abonos salariales (ocultando otros movimientos por privacidad) y autorizar consultas a ficheros de morosidad cuando la normativa lo permita.

Las referencias deben verificarse con llamadas a números corporativos, no a móviles personales. Envía un breve formulario de confirmación a antiguos arrendadores y solicita adjuntar datos verificables (dirección del inmueble, fechas de contrato, importe de rentas). En operaciones con riesgo, la fianza adicional o un aval puede equilibrar la balanza, pero nunca debe sustituir a un análisis riguroso: si el documento es falso, firmar con garantías accesorias solo pospone el problema. Un buen hábito es crear una ficha de verificación con puntos objetivos: identidad cotejada, empresa confirmada, nóminas consistentes, extracto salarial verificado y referencias comprobadas. Cerrar la verificación con una acta interna firmada por el arrendador o la agencia reduce discusiones futuras sobre diligencia.

Buenas prácticas:

  • Solicita originales y realiza escaneo propio en alta resolución.
  • Usa un listado de campos a verificar (fechas, CIF, IBAN, retenciones, firma).
  • Conserva trazabilidad de llamadas y correos de confirmación.
  • No entregues llaves hasta completar todos los controles.

Cómo reunir pruebas y preservar la cadena de custodia

Si sospechas que el inquilino falsifica documentos, cada paso probatorio debe ser meticuloso. Conserva los archivos tal y como fueron recibidos (adjuntos de correo, mensajes) y genera copias forenses si se requiere pericia. Evita reenviar o editar los originales; trabaja con duplicados y registra el hash o, al menos, la huella temporal (fecha y hora de recepción). Guarda encabezados de correo, metadatos de PDFs y capturas de pantalla que muestren el contexto de envío. Cuando pidas confirmaciones a empresas o agencias, solicita respuestas por escrito y guarda los hilos completos. Si comparas nóminas dudosas con plantillas reales, documenta el proceso (qué campos difieren, qué tipografía no coincide, qué sello carece de relieve o firmas válidas).

La cadena de custodia es esencial si acabas en sede judicial. Identifica quién recibe, quién analiza y quién custodia. Numera documentos, crea un índice y almacena las evidencias en un repositorio seguro. Si vas a encargar un peritaje documental, entrega copias cerradas y registra la recepción. Del lado material, haz fotografías fechadas del estado del inmueble y de la entrega de llaves; si el contrato aún no ha producido efectos porque se detectó la falsedad a tiempo, esa cronología será clave para resolver sin ocupación efectiva. Mantén toda la comunicación con el inquilino por canales formales. Evita conversaciones improvisadas que puedan interpretarse como convalidación del contrato pese al engaño. En suma: orden, trazabilidad y proporcionalidad son tus aliados para que la prueba resulte sólida.

Documentos a indexar: solicitud, DNI/NIE, pasaporte (si aplica), nóminas, contrato laboral, extractos de abono, referencias, correos de verificación, actas internas, burofaxes y actas de entrega.

Pasos urgentes: requerimiento por burofax y comunicación formal

En cuanto aparezcan indicios razonables de falsificación, actúa con un requerimiento por burofax con certificación de contenido y acuse de recibo. El objetivo es doble: (1) comunicar que los documentos aportados presentan inconsistencias graves, y (2) exigir aclaraciones y originales en un plazo breve (por ejemplo, 48–72 horas), advirtiendo de las consecuencias legales. Este paso muestra diligencia, deja constancia y, en ocasiones, disuade cuando el inquilino sabe que ha sido descubierto. El texto debe ser sobrio, sin acusaciones tajantes antes de tiempo, pero claro sobre las anomalías detectadas. Evita términos que puedan considerarse injuriosos; céntrate en hechos verificables: diferencias en CIF, números de nómina imposibles, sellos sin correspondencia, firmas calcadas, etc.

Paralelamente, congela cualquier avance del proceso: no entregues llaves ni ejecutes prórrogas mientras no se despejen las dudas. Si el inquilino ya ocupa el inmueble, el requerimiento servirá como base para posteriores acciones (resolución o desahucio) y para comunicar a la aseguradora el siniestro potencial. Documenta la recepción del burofax, las respuestas y cualquier comparecencia. Si el inquilino se allana y reconoce el error, negocia una terminación pactada que minimice daños (devolución de llaves, liquidación de rentas y gastos, salida en plazo). Si persiste la opacidad, pasa al siguiente nivel: denuncia penal cuando la falsedad sea material o ideológica relevante con ánimo de obtener ventaja, o acciones civiles dirigidas a dejar sin efecto el contrato por engaño esencial.

Puntos clave del burofax: exposición de indicios, plazo de subsanación, advertencia de acciones legales y reserva de derechos.

Vías penales y administrativas: falsedad documental y estafa

Cuando la manipulación documental es seria y se emplea para obtener el arrendamiento, puede encajar en falsedad documental y, si hubo ánimo de lucro, en estafa. La denuncia debe apoyarse en pruebas: copias originales recibidas, informes de verificación, respuestas de empresas que niegan la relación laboral, dictámenes periciales y la cronología que muestre que la falsedad fue determinante para contratar. Si se trata de documentos públicos (por ejemplo, una identidad alterada), la gravedad jurídica aumenta. Antes de denunciar, conviene un análisis jurídico para delimitar hechos, sujetos y posible responsabilidad.

En paralelo a la vía penal, hay frentes administrativos que pueden activarse: comunicación a aseguradoras de impago para preservar cobertura, aviso a registros o plataformas que hayan intermediado, e incluso, cuando proceda, notificación a servicios sociales si hay personas vulnerables para coordinar una salida ordenada sin riesgos. Recuerda que el procedimiento penal no suspende por sí mismo la necesidad de resolver el problema del inmueble: la vía civil (resolución o desahucio) sigue su curso. Por ello, la estrategia debe ser combinada: denuncia para proteger el interés público y acciones civiles para recuperar la posesión y limitar daños económicos. Documenta costes (impagos, reparaciones, asesoría) para eventuales reclamaciones de daños y perjuicios.

Consejo: define un dossier penal con índice, numeración y anexos. Una presentación ordenada facilita la labor de Fiscalía y Policía Judicial.

Acciones civiles: resolución del contrato y desahucio

Si la falsificación fue determinante para celebrar el contrato, es posible resolver el arrendamiento por dolo o engaño esencial y solicitar el desahucio si el inquilino permanece en la vivienda. En casos con impago, el procedimiento de desahucio por falta de pago es directo; cuando el eje es el fraude documental, conviene articular la demanda con una narrativa clara: qué documento se falsificó, por qué era esencial para decidir el arriendo, qué verificaciones se hicieron y cómo se acreditó la manipulación. Aporta el burofax, las respuestas y, si es posible, un informe pericial. Si existen daños materiales o costes adicionales (honorarios, reparaciones, rentas impagadas), se pueden reclamar en la misma demanda o en pieza separada.

En la práctica, muchos casos terminan con allanamiento o acuerdo antes de vista, especialmente si la prueba es sólida. Un acuerdo de terminación bien redactado debería recoger la entrega de llaves, el estado del inmueble, la liquidación de cantidades, la renuncia a acciones posteriores y, cuando proceda, un calendario de salida inamovible. Si hay avalista, notifícale desde el primer momento para que entienda su exposición y eventualmente colabore en una salida ordenada. Mantén informada a la aseguradora para no comprometer la cobertura. Y recuerda: la celeridad es un factor de éxito; cada mes de retraso multiplica el perjuicio económico.

Documentos en la demanda: contrato, anexos, solicitud, dossier de verificación, burofaxes, actas de entrega/recepción, peritaje, cálculo de daños y relación de testificales.

Prevención: cláusulas, due diligence y herramientas antifraude

La mejor defensa ante un inquilino que falsifica documentos es un proceso de admisión robusto. Define por escrito los requisitos documentales y comunícalos desde el primer contacto: identificación vigente, tres nóminas, contrato laboral, extracto de abono salarial, referencias verificables, autorización para contrastar datos y, si se usa, scoring de riesgo. Incorpora al contrato una cláusula de veracidad documental que permita resolver si se demuestra falsedad y que obligue al arrendatario a facilitar verificaciones razonables. Otra cláusula útil es la que especifica que cualquier ocupación antes de la validación completa será considerada uso indebido.

En cuanto a herramientas, el uso de escáneres en alta resolución, verificación de metadatos de PDF, consultas en registros mercantiles y laborales, y contratación de servicios externos de compliance de inquilinos marcan la diferencia. Si trabajas con seguros de impago, aplica su protocolo de selección para garantizar cobertura: listado de documentos, ratios de esfuerzo (renta/ingresos), límites por antigüedad laboral y verificaciones con la empresa. Por último, forma a tu equipo o a la agencia en detección de señales: discrepancias en fuentes tipográficas, sellos rasterizados, firmas clonadas, incongruencias temporales y reticencia a entrevistas. La prevención no es desconfianza, es profesionalidad; un filtro riguroso protege tanto al propietario como a buenos inquilinos que compiten por el inmueble.

Pro tip: usa una lista de control estándar y pide al solicitante que la firme, reconociendo la veracidad de lo aportado y la autorización de verificaciones.

Gestión ética del conflicto y protección de datos

Tratar un posible fraude no justifica vulnerar derechos. La protección de datos exige solicitar y tratar únicamente lo necesario para evaluar solvencia e identidad, informar de la finalidad y custodiar la información con medidas de seguridad. Si compartes documentos con asesores, hazlo mediante canales protegidos y con encargos de tratamiento adecuados. Evita exponer públicamente el caso, y en las comunicaciones con terceros (por ejemplo, empresa empleadora) pide confirmaciones limitadas y proporcionales. La no discriminación es esencial: los controles se aplican a todos los candidatos por igual y según criterios objetivos.

En cuanto a la comunicación con el inquilino, mantén un tono profesional y centrado en hechos: “se han detectado discrepancias” es más eficaz y seguro que acusaciones tajantes. Ofrece vías de subsanación razonables y registra todas las interacciones. Si el inquilino aporta nueva documentación, revísala con el mismo rigor y plazos claros. Cuando el conflicto escale, la mediación puede abrir salidas pactadas, especialmente si hay circunstancias de vulnerabilidad. Una gestión ética reduce riesgos reputacionales, procesales y económicos, y refuerza la posición del arrendador ante jueces y aseguradoras, que valoran la proporcionalidad y la diligencia de las actuaciones.

Regla de oro: verifica, documenta y comunica de forma respetuosa y trazable.

Preguntas frecuentes

¿Puedo resolver el contrato si descubro la falsedad después de firmar?

Sí, cuando la falsedad fue determinante para contratar (por ejemplo, acreditar solvencia inexistente). La estrategia es requerir por burofax, documentar el engaño y accionar civilmente para resolver y recuperar la posesión. Si hay impago, tramita desahucio por falta de pago en paralelo o de forma preferente según el caso.

¿Conviene denunciar penalmente la falsificación?

Cuando hay manipulación relevante con ánimo de obtener ventaja (acceder a la vivienda), la denuncia por falsedad y estafa puede proceder. Aporta pruebas sólidas y una cronología clara. La vía penal no sustituye a la civil: ambas pueden coexistir para proteger tus intereses.

¿Qué pasa con el seguro de impago?

Si seguiste el protocolo de selección del seguro, mayor probabilidad de cobertura. Comunica el siniestro cuanto antes y entrega el dossier de verificación. La aseguradora puede negar cobertura si hubo omisiones en controles exigidos.

¿Qué pruebas pesan más ante el juez?

Los documentos originales tal y como se recibieron, respuestas de verificación de terceros (empresas, antiguos arrendadores), informes periciales y la trazabilidad de tus actuaciones (burofax, actas, inventarios). La coherencia de todo el dossier es decisiva.

¿Puedo retener la fianza si hubo fraude?

La fianza responde de obligaciones contractuales y daños. Si acreditas perjuicios (rentas, desperfectos, costes), podrás compensar conforme a la ley y al contrato. Documenta todo y liquida por escrito con detalle de conceptos y cuantías.

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