Cómo reclamar al inquilino por gastos ocultos
Guía para reclamar al inquilino por gastos ocultos: pasos legales, pruebas, burofax, negociación y demanda para recuperar importes en alquiler.
Índice
- Qué son los gastos ocultos en un alquiler
- Base legal aplicable (LAU, Código Civil y consumo)
- Detección y recopilación de pruebas
- Cálculo de importes y cuadro de daños
- Requerimiento previo: burofax eficaz
- Negociación con el inquilino y MASC
- Demanda judicial: procedimientos y cuantías
- Casos especiales: suministros, reparaciones y comunidad
- Errores frecuentes del propietario
- Preguntas frecuentes
Qué son los gastos ocultos en un alquiler
En el contexto del arrendamiento de vivienda, se consideran gastos ocultos aquellos importes que emergen durante o al término del contrato y que no fueron asumidos por el inquilino pese a corresponderle legal o contractualmente. Pueden derivar de consumos no abonados (agua, luz, gas), reparaciones imputables al uso negligente, sustitución de elementos por daño, penalizaciones por incumplir cláusulas (por ejemplo, pintura con colores que requieren restauración), o tasas y recargos ocasionados por su conducta (p. ej., sanciones por manipular contadores o dejar de facilitar lecturas).
Se diferencian de los gastos propios del propietario —como el IBI, el seguro del continente o las grandes reparaciones estructurales— que, salvo pacto en contrario, no pueden trasladarse al inquilino. También deben distinguirse de los desperfectos por desgaste ordinario, esperables por el uso normal, que no generan derecho a reclamar. La clave está en vincular el gasto a una obligación contractual o legal incumplida por el arrendatario y demostrar la causalidad y cuantía.
Ejemplos habituales:
- Recibos de suministros impagados en los últimos meses del contrato.
- Reparación de electrodomésticos dañados por mal uso (p. ej., filtro obstruido, golpes, agua).
- Limpieza profunda o desinfección por entregar la vivienda en mal estado.
- Reposición de llaves, mando de garaje o cerradura cambiada sin consentimiento.
- Pintura y arreglo de paredes por agujeros excesivos o colores no autorizados.
Para que la reclamación prospere, conviene que el contrato defina con claridad las obligaciones de mantenimiento, el estado inicial se documente con inventario y reportaje fotográfico, y que durante la relación arrendaticia se conserven facturas, comunicaciones y avisos de incidencias. Cuanta más trazabilidad exista, mayor solidez tendrá la reclamación de gastos ocultos frente al inquilino.
Base legal aplicable (LAU, Código Civil y consumo)
La reclamación de gastos ocultos se apoya, principalmente, en la normativa de arrendamientos urbanos (LAU) y en el Código Civil. De forma general, la LAU asigna al inquilino el pago de los suministros individualizados mediante contador y el mantenimiento ordinario por uso diligente. El propietario asume las reparaciones estructurales y la habitabilidad, salvo que el daño proceda de culpa o negligencia del inquilino. El Código Civil refuerza estas reglas con los principios de cumplimiento de las obligaciones, restitución de daños y enriquecimiento injusto cuando una parte soporta gastos que correspondían a la otra.
El contrato es esencial: muchas obligaciones —como pintar de blanco al finalizar, devolver todas las llaves, o responsabilizarse de atascos por mal uso— nacen del pacto escrito. Las cláusulas claras y equilibradas permiten una reclamación más ágil. Además, la normativa de consumo puede resultar aplicable en determinados servicios o si se ha contratado a empresas para reparar daños o verificar manipulación de contadores, aportando informes y facturas que acreditan el perjuicio.
Puntos clave de la base legal:
- El inquilino debe usar la vivienda con diligencia y devolverla en similar estado al recibido, salvo desgaste por uso normal.
- Los suministros con contador individual corresponden a quien disfruta del consumo; las deudas por su impago pueden repercutirse.
- La negligencia o dolo del inquilino genera responsabilidad por los daños y gastos derivados (reparaciones, reposiciones, servicios).
- Las penalizaciones pactadas son exigibles si son proporcionadas y no contrarias a la ley.
En una reclamación bien planteada, se transcribe la cláusula contractual, se justifica el incumplimiento y se cuantifica el daño con documentos verificables. Este enfoque jurídico, unido a la prueba material, incrementa las probabilidades de acuerdo o de sentencia favorable.
Detección y recopilación de pruebas
La prueba es el corazón de la reclamación por gastos ocultos. El punto de partida es el estado inicial de la vivienda: inventario firmado, fotografías/ vídeo con fecha y, si es posible, lectura de contadores. Al finalizar el contrato, un check-out con acta de entrega y nuevas lecturas facilita la comparación. Si detectas daños o deudas, documenta todo inmediatamente antes de cualquier intervención: fotos de detalle, números de serie, partes del técnico y presupuesto.
Para suministros impagados, recaba facturas y certificados de la comercializadora, e identifica el periodo exacto de consumo. En reparaciones, exige al proveedor que indique causa del daño (p. ej., uso indebido, golpe, falta de mantenimiento). Los informes de un perito son muy útiles en manipulaciones, humedades por ventilación deficiente o daños en electrodomésticos.
Checklist de pruebas:
- Contrato firmado e inventario inicial con fotos.
- Lecturas de contadores al inicio y al final; facturas con periodos de consumo.
- Acta de entrega de llaves y estado final documentado.
- Presupuestos, facturas y partes técnicos que indiquen causa del daño.
- Informe pericial cuando haya discusión técnica (manipulaciones, filtraciones, etc.).
- Comunicaciones con el inquilino (emails, WhatsApp) que acrediten aviso y requerimientos.
Con todo organizado en una carpeta digital (por ejemplo, en orden cronológico), el propietario puede presentar un relato coherente: qué obligación existía, cómo se incumplió, qué gasto generó y cuánto se reclama. Esta trazabilidad ayuda a negociar y, en su caso, a litigar con garantías.
Cálculo de importes y cuadro de daños
La cuantificación precisa es determinante. Empieza por clasificar cada concepto reclamado, evitando mezclar partidas. Distingue entre deudas de consumo (suministros), reparaciones por mal uso, limpieza y pintura extraordinaria, reposición (llaves, mandos) y penalizaciones pactadas. Para cada concepto, incorpora la factura o presupuesto, explica la causa y vincúlala con la cláusula contractual o norma aplicable.
Si existe fianza, calcula el saldo entre la suma de gastos y el importe de la fianza. La regla práctica es compensar los gastos acreditados con la fianza y, si resultan superiores, reclamar la diferencia. Si son inferiores, devuelve el remanente en plazo, comunicando por escrito el desglose y documentos que lo justifican.
Modelo de cuadro de daños:
- Concepto: Suministro eléctrico mayo–junio (impago). Importe: 148,20 €.
- Concepto: Reparación lavadora por cuerpo extraño en bomba. Importe: 96,80 €.
- Concepto: Pintura salón por colores no autorizados. Importe: 320,00 €.
- Concepto: Limpieza final intensiva. Importe: 121,00 €.
- Concepto: Copias de llaves y mando garaje. Importe: 58,50 €.
Total gastos: 744,50 €. Fianza: 900,00 €. Saldo a devolver: 155,50 €.
Para evitar controversias, acompaña el cuadro con evidencia visual y facturas. Evita sobrecostes injustificados y elabora una explicación breve por cada partida. Un cálculo transparente y proporcionado reduce la fricción y favorece el acuerdo.
Requerimiento previo: burofax eficaz
Antes de acudir a los tribunales, es recomendable enviar un burofax con certificación de contenido y acuse de recibo. Este documento deja constancia fehaciente de la reclamación, interrumpe plazos y demuestra buena fe. En el burofax se debe identificar el contrato, exponer los hechos, detallar las partidas reclamadas con importes, adjuntar o poner a disposición la documentación y fijar un plazo de pago razonable (por ejemplo, 7–10 días hábiles), con indicación de la cuenta bancaria para el ingreso.
El tono debe ser firme y profesional, evitando amenazas o expresiones que dificulten la negociación. Incluye también la advertencia de que, si no se satisface la deuda, se iniciarán las acciones legales oportunas, con eventual reclamación de intereses y costas.
Esqueleto de burofax:
- Identificación de arrendador, arrendatario y vivienda.
- Referencia al contrato y fechas clave (entrada/salida, lectura de contadores).
- Relato breve de los hechos y obligaciones incumplidas.
- Desglose de importes con documentos de respaldo.
- Plazo para pago y datos bancarios; oferta de revisar documentos.
- Advertencia de acciones legales en caso de impago.
Conserva el justificante del envío y, si es posible, remite copia por email. Este paso suele desbloquear muchas situaciones sin necesidad de demanda, al dejar claro el fundamento y la cuantía.
Negociación con el inquilino y MASC
La mayoría de controversias por gastos ocultos se resuelven negociando. Propón una reunión —presencial o por videollamada— y presenta un expediente ordenado con todo el respaldo documental. Escucha posibles objeciones (p. ej., desconocimiento del consumo, causa de un daño) y ofrece alternativas proporcionadas: reducción del importe si devuelve llaves perdidas y costea duplicados, fraccionamiento de pago o compensación con la fianza.
Si existe desacuerdo técnico, recurre a un mecanismo adecuado de solución de conflictos (MASC), como la mediación, donde un tercero ayuda a acercar posiciones. Las actas de mediación con acuerdo tienen fuerza ejecutiva cuando se elevan a título adecuado, lo que evita un pleito largo y costoso. En cualquier caso, documenta por escrito los términos pactados (importe, plazos, forma de pago) y deja constancia de la entrega/recepción de documentación o llaves.
Buenas prácticas de negociación:
- Separar personas de problemas: discutir hechos y pruebas, no opiniones.
- Usar cifras cerradas y explicadas; evitar “bolsas” genéricas.
- Ofrecer alternativas (descuento por pronto pago, plan de pagos).
- Cerrar con un acuerdo escrito y firmado, con calendario claro.
Una negociación bien planteada ahorra tiempo, minimiza riesgos y preserva la reputación del propietario. Si no prospera, habrás dejado rastro de tu buena fe, lo que te favorece en sede judicial.
Demanda judicial: procedimientos y cuantías
Si el burofax y la negociación fracasan, procede la vía judicial. En función de la cuantía, la reclamación de gastos ocultos puede tramitarse por el juicio verbal (para importes más bajos) o el juicio ordinario (para cuantías superiores o mayor complejidad). La demanda debe contener el relato de hechos, la base jurídica, el cuadro de daños, y anexar toda la prueba documental y pericial disponible. Solicita expresamente intereses y costas si concurre mala fe o resistencia injustificada.
Es frecuente acumular esta reclamación a otras pretensiones (p. ej., rentas impagadas). Si ya devolviste parte de la fianza compensando conceptos acreditados, aporta la comunicación al inquilino y el cálculo. La claridad y la proporcionalidad de la reclamación son bien valoradas: evita inflar partidas, explica el nexo causal y por qué el gasto corresponde al arrendatario.
Tips procesales útiles:
- Anexar contrato, inventario, acta de entrega y lecturas de contadores.
- Incorporar facturas originales, informes técnicos y periciales.
- Cuantificar intereses desde el requerimiento fehaciente.
- Valorar prueba testifical (p. ej., técnico que intervino, con número de colegiado si aplica).
Una demanda concisa, con anexos ordenados y una tabla de conceptos clara, facilita al juzgado comprender la pretensión y mejora tus opciones de éxito.
Casos especiales: suministros, reparaciones y comunidad
Algunas partidas requieren un tratamiento específico. En suministros, la clave es demostrar que el consumo corresponde al periodo de posesión del inquilino y que existía obligación de pago. Adjunta facturas y, si procede, certificación de la comercializadora. En reparaciones por mal uso, solicita al técnico que describa la causa (p. ej., bomba de lavadora bloqueada por objeto, filtro de AA sin mantenimiento durante meses), y añade fotografías de la avería.
Respecto a comunidad, algunos gastos extraordinarios pueden dispararse por conductas del inquilino (p. ej., sanciones por uso indebido de zonas comunes, daños en portal). En tales casos, es imprescindible que el administrador o la comunidad emita parte o factura que identifique al causante o, al menos, vincule el hecho a tu vivienda y periodo de arrendamiento.
Cómo blindar estos supuestos:
- Lecturas de contadores y cambio de titularidad al inicio y final del contrato.
- Cláusulas de mantenimiento ordinario y prohibición de manipular contadores o instalaciones.
- Inventario con número de llaves y mandos; penalización proporcionada por pérdida.
- Protocolo de entrega con checklist y fotografías en la salida.
Cuanto más detallado sea el contrato y mejor documentada la relación, menos margen habrá para disputas y más sencilla será la recuperación de los importes.
Errores frecuentes del propietario
Hay patrones que se repiten en reclamaciones fallidas. Uno de los más comunes es no realizar un inventario fotográfico inicial o hacerlo sin firmas. Otro, no leer los contadores en la entrega y confiar en estimaciones. También perjudica enviar un requerimiento informal (mensajes sueltos) sin un burofax con contenido certificado, o presentar una reclamación con cifras redondas sin facturas ni informes.
Evita la tentación de retener totalmente la fianza sin desglose ni justificación: puede volverse en tu contra. Igualmente, no es recomendable demorar la comunicación de los gastos más de lo razonable; cuanto más reciente sea el hecho, más fácil resulta acreditarlo y menos opciones de defensa tendrá el deudor.
Evita estos errores:
- Contratos vagos sin reparto claro de responsabilidades.
- Falta de pruebas de estado inicial/final y lecturas de contadores.
- Cuadros de daños sin respaldo documental o con importes inflados.
- Comunicación agresiva o sin forma fehaciente.
- No ofrecer opciones de pago o acuerdo antes de demandar.
Un enfoque metódico, documentado y proporcional es tu mejor aliado. Si dudas, consulta con un profesional para revisar el expediente antes de iniciar acciones.
Preguntas frecuentes
¿Qué se considera gasto oculto y qué desgaste normal?
Gasto oculto es el que procede de una obligación del inquilino incumplida (suministros, reposiciones, reparaciones por mal uso). El desgaste normal —p. ej., pintura con signos de uso después de años, pequeño pulido del parquet— no se reclama.
¿Puedo compensar con la fianza sin pedir permiso?
Sí, si los gastos están acreditados y corresponden al inquilino. Comunica por escrito el desglose, entrega copia de facturas y devuelve el sobrante en plazo. Si la fianza no cubre, reclama la diferencia.
¿Es obligatorio enviar burofax antes de demandar?
No es estrictamente obligatorio, pero es muy recomendable: deja constancia fehaciente, favorece el acuerdo y mejora tu posición procesal reclamando intereses y costas si hay resistencia injustificada.
¿Qué pasa si el inquilino niega el daño?
Aporta pruebas: inventario, fotos de antes/después, parte técnico con causa de la avería e informe pericial si es necesario. La carga de la prueba recae en quien reclama, por lo que la documentación es clave.
¿Cuándo conviene ir a juicio?
Cuando exista prueba suficiente, no haya acuerdo y la cuantía compense los costes y el tiempo. Si la disputa es técnica, un peritaje sólido puede inclinar la balanza a tu favor.
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