
Cómo reclamar al inquilino gastos de suministros extra
Publicado el 26 de septiembre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 9 min
Índice
- Qué son los gastos de suministros extra
- Marco legal y responsabilidades
- Pruebas y documentación necesaria
- Cómo calcular el importe a reclamar
- Reparto, prorrateo y casos complicados
- Comunicación formal y burofax
- Reclamación extrajudicial y juicio monitorio
- Errores frecuentes y buenas prácticas
- Preguntas frecuentes
Qué son los gastos de suministros extra
Cuando hablamos de gastos de suministros extra nos referimos a aquellos importes de luz, agua, gas u otros servicios (internet, calefacción central con contadores individuales, basuras o tasas vinculadas al consumo) que exceden lo razonable, lo pactado o lo habitual durante un periodo de alquiler. No se trata de reparaciones ni de desperfectos del inmueble, sino de consumos que el inquilino ha generado y que, por contrato o por ley, le corresponde abonar. En muchos contratos el arrendatario paga directamente a la compañía; en otros, el propietario centraliza los pagos y repercute los costes al inquilino. En ambos modelos pueden producirse desajustes: facturas acumuladas, regularizaciones de tarifa, lecturas estimadas frente a reales, o consumos desproporcionados por un mal uso o por dejar el inmueble con aparatos funcionando.
La clave para poder reclamar al inquilino gastos de suministros extra es demostrar que se trata de consumos atribuibles a su estancia y uso, que no derivan de averías estructurales ni de defectos de la vivienda, y que se han devengado en el periodo en el que tenía la posesión del inmueble. Asimismo, es importante diferenciar entre importes ordinarios y extraordinarios: los ordinarios son la media esperable del hogar en base a históricos; los extraordinarios, aquellos picos notables por encima del patrón habitual. Este análisis no es matemático puro, pero sí debe basarse en datos: facturas comparadas, periodos homogéneos, ocupación de la vivienda y, a ser posible, lecturas de contador al inicio y al fin del contrato.
Idea clave: no basta con “creer” que el gasto es alto; hay que objetivarlo con documentos, fechas y cifras, y enlazarlo al periodo exacto de arrendamiento.
Finalmente, conviene recordar que los consumos extra pueden deberse a factores ajenos al inquilino (fugas ocultas, averías del contador, errores de facturación). En esos supuestos, la reclamación debe dirigirse primero a la compañía suministradora o al administrador de la finca, y no al arrendatario. Por ello, antes de iniciar cualquier reclamación conviene descartar técnicamente esas causas.
Marco legal y responsabilidades
El reparto de los gastos de suministros en un alquiler se rige principalmente por lo pactado en el contrato de arrendamiento y, supletoriamente, por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y el Código Civil. Como regla práctica, el inquilino paga los consumos que dependen de su uso, mientras que el arrendador asume reparaciones estructurales y gastos necesarios para conservar la habitabilidad (salvo pacto en contrario dentro de los límites legales). Si el contrato establece expresamente que el inquilino abonará luz, agua y gas, la reclamación de importes extra debe apoyarse en ese pacto y en la acreditación del consumo. Si, por el contrario, el contrato es ambiguo o guarda silencio, será crucial demostrar la costumbre del sector o la práctica seguida por las partes (por ejemplo, el inquilino venía pagando y dejó de hacerlo).
Además, muchos contratos incluyen cláusulas de regularización: cuando las compañías emiten lecturas estimadas y, más tarde, una lectura real corrige periodos anteriores, puede aflorar una diferencia a favor o en contra. En ese caso, la responsabilidad se delimita por periodos de ocupación. Corresponderá al inquilino la parte proporcional de la regularización que encaje en su periodo de tenencia. Si hubo cambio de titularidad del suministro, la trazabilidad es más sencilla; si no, el arrendador deberá repercutirle al inquilino lo que es suyo con una liquidación clara y fechada.
- Pactos contractuales claros sobre quién paga cada suministro.
- Registro de lecturas de contador en la entrada y salida del inquilino.
- Regularizaciones y estimaciones justificadas por la compañía.
- Delimitación temporal exacta del periodo reclamado.
En síntesis, el marco legal respalda al propietario siempre que la obligación del inquilino esté bien definida y documentada, y la reclamación se presente con precisión temporal y cuantitativa.
Pruebas y documentación necesaria
Para reclamar al inquilino gastos de suministros extra con garantías, la documentación es determinante. Empieza por recopilar el contrato de alquiler (y anexos), donde conste el reparto de suministros y, si existe, la obligación de cambio de titular o de reembolso mensual. Añade las facturas del periodo reclamado, preferiblemente en formato completo (no solo el recibo bancario), con desglose de periodos de consumo, lecturas anterior y actual, y cualquier regularización aplicada. Si hubo lecturas de contador al inicio y al final de la relación, adjunta fotografía con fecha o acta firmada; en su defecto, aporta comunicaciones de la comercializadora con lecturas reales.
Incluye también pruebas de la ocupación (acta de entrega de llaves, inventario, correos, mensajes) y un histórico comparativo que muestre que el consumo reclamado se aparta de la media. Un cuadro simple en el que se vean los importes de los últimos 12–18 meses ayuda a visualizar el pico. Si el inmueble ha tenido varios inquilinos en el año, segmenta los periodos con precisión. Cualquier evidencia de mal uso (por ejemplo, electrodomésticos encendidos durante ausencias prolongadas o calefacción a temperaturas muy altas) debe presentarse con cautela y siempre vinculada a consumos objetivos.
Checklist rápido: contrato y anexos, facturas completas, lecturas inicial y final, justificantes bancarios, comunicaciones con la compañía, fotos de contadores, acta de entrega/recogida, cuadro comparativo.
Finalmente, guarda constancia de las comunicaciones con el inquilino: emails proponiendo la regularización, respuestas, acuerdos parciales. Esta trazabilidad puede evitar un juicio y, si no lo evita, reforzará tu posición ante el juez.
Cómo calcular el importe a reclamar
Calcular de forma clara el importe evita controversias. Primero, delimita el periodo exacto de responsabilidad del inquilino (desde la entrega de llaves hasta su devolución). Segundo, identifica en las facturas qué parte del consumo corresponde a estimaciones y cuál a lecturas reales. Si existe una regularización posterior, asigna solo la porción de días o meses que coinciden con su ocupación.
Cuando el suministro no estaba a nombre del inquilino, realiza una liquidación con este esquema:
- Consumo base del periodo: suma de kWh/m³/litros facturados en el intervalo.
- Costes fijos prorrateados: término de potencia/peaje o cuota fija proporcional a los días de ocupación.
- Impuestos y tasas: IVA e impuestos especiales asignados proporcionalmente.
- Ajustes/regularizaciones: solo la parte atribuible a ese periodo.
Si el consumo es “extra” respecto a la media, explica el criterio: por ejemplo, la media de los 6 meses anteriores era 45 € y la factura sube a 120 € sin cambios en la ocupación; la diferencia de 75 € se reclama con base en la anomalía acreditada. Apoya con un cuadro comparativo y, si procede, con informe breve del técnico (en caso de sospecha de fuga, primero descartar averías). Evita reclamar conceptos ajenos al uso del inquilino (mantenimientos comunitarios, averías de elementos comunes) y verifica que no haya doble imputación de costes.
Fórmula orientativa: (Consumo variable del periodo) + (Coste fijo × días ocupación/total) + (Impuestos proporcionales) + (Regularización atribuible) = Importe a reclamar.
Reparto, prorrateo y casos complicados
No todos los escenarios son lineales. Si el inmueble estuvo ocupado por varias personas en el mismo periodo (compartidos o subarriendos permitidos), conviene pactar por escrito un criterio de reparto: prorrateo por días, por habitaciones o por personas equivalentes (quien trabaja desde casa puede consumir más calefacción o electricidad). A falta de pacto, el criterio temporal suele ser el más objetivo: cada ocupante asume los días de uso efectivo. Si los contadores son individuales por estancia, bastará con sus lecturas; si son comunes, un reparto equitativo y documentado.
En cambios de inquilino dentro de una misma factura, aplica el prorrateo por días del término fijo y, para el término variable, utiliza lecturas si las hay; si no, distribuye en proporción al tiempo. En calefacción central con repartidores de costes, usa los informes del administrador. Y si hay un solo contador para varias viviendas (casas divididas sin segregación de suministros), lo idóneo es instalar subcontadores; mientras tanto, el reparto debe constar en anexo firmado por todos.
- Prorrateo por días ocupados.
- Reparto por número de ocupantes o habitaciones.
- Lecturas de subcontador o informes del administrador.
- Acuerdos escritos para evitar disputas futuras.
Si hay ocupación parcial (por ejemplo, el inquilino dejó el piso pero mantuvo enseres y contrato activo), documenta las fechas y el grado de uso real. Recuerda: el objetivo es asignar el coste al consumo que corresponde, con el mayor sustento objetivo posible.
Comunicación formal y burofax
Antes de acudir a los tribunales, intenta una vía amistosa clara y ordenada. Envía un correo o carta con toda la liquidación: facturas, periodos, método de prorrateo y importe final. Ofrece un plazo razonable (7–15 días) y una cuenta para el pago. Si no hay respuesta o la comunicación es tensa, utiliza burofax con certificación de contenido y acuse de recibo. Este paso deja constancia fehaciente de la reclamación y del plazo otorgado, y, en muchas ocasiones, motiva el pago sin necesidad de juicio.
El burofax debe ser preciso: identifica las partes, el inmueble, el periodo reclamado y el detalle de importes. Adjunta copia de las facturas y, si procede, del contrato. Evita juicios de valor y limítate a los hechos y cifras. Ofrece una vía de contacto para aclaraciones y, si procede, la posibilidad de fraccionar el pago de consumos extra elevados. Cierra con la advertencia de que, de no atenderse, iniciarás un procedimiento monitorio para reclamar la deuda.
Consejo: conserva el resguardo del burofax y los justificantes de entrega; serán pruebas esenciales si la reclamación llega a sede judicial.
Una comunicación profesional y verificable suele marcar la diferencia entre un acuerdo rápido y un litigio largo.
Reclamación extrajudicial y juicio monitorio
Si el inquilino no paga tras tu comunicación formal, puedes iniciar una reclamación extrajudicial adicional (por ejemplo, mediante gestoría o mediación) o acudir al proceso monitorio, idóneo para deudas líquidas, determinadas, vencidas y exigibles. Para que prospere, reúne los documentos: contrato, liquidación detallada, facturas y burofax. El juzgado requerirá de pago al deudor; si no atiende ni se opone, se despacha ejecución. Si se opone, el asunto pasa a juicio verbal o ordinario según la cuantía.
Valora costes y tiempos: el monitorio es ágil si la prueba es sólida. Las cuantías de suministros extra suelen ser moderadas, por lo que la proporcionalidad importa: una carpeta clara, números exactos y fechas delimitadas convencen más que un relato genérico. Si existe compensación con otras cantidades (fianza, pequeños desperfectos), explica expresamente cómo la aplicas y deja constancia del saldo final.
- Demanda monitoria con deuda documentada.
- Posible oposición y pase a juicio verbal.
- Ejecución si no hay pago ni oposición.
En paralelo, evita mezclar esta reclamación con un eventual desahucio por falta de pago si la deuda principal es de renta; lo aconsejable es coordinar estrategias, pero mantener expedientes ordenados y coherentes.
Errores frecuentes y buenas prácticas
Entre los errores habituales destaca reclamar conceptos que no son imputables al inquilino (averías de elementos comunes, mantenimientos del edificio), o presentar importes sin desglose. También es frecuente olvidar la delimitación temporal exacta (reclamando días fuera de su ocupación) o no aportar las facturas completas. Otro fallo: no confrontar lecturas estimadas con reales, lo que puede inflar o reducir indebidamente la cifra. Finalmente, iniciar un litigio sin una comunicación previa ordenada puede cerrarte puertas para un acuerdo.
Buenas prácticas que funcionan: tomar foto de contadores en entrada y salida, exigir titularidad de suministros a nombre del inquilino cuando sea viable, establecer un anexo de reparto en pisos compartidos, y fijar un protocolo de liquidación al final del contrato (entrega de últimas facturas y regularizaciones). Usa cuadros comparativos, conserva justificantes de todo y mantén un tono profesional en la comunicación. Si sospechas de una fuga o error de facturación, gestiona primero la incidencia con la compañía y documenta la resolución; así evitarás reclamar indebidamente.
Regla de oro: claridad, cronología y cifras verificables. Cuanto más sencillo de entender sea tu expediente, más opciones de cobrar sin pleito.
Preguntas frecuentes
A continuación resolvemos dudas comunes sobre cómo reclamar al inquilino gastos de suministros extra. Cada respuesta combina orientación práctica y criterios de reparto para que puedas actuar con mayor seguridad.
¿Puedo descontar los suministros extra de la fianza? Es posible si el contrato lo prevé y el importe está documentado. Lo prudente es liquidar con facturas y periodos concretos; si hay controversia, evita retener la totalidad sin justificación y guarda el saldo sobrante para evitar reclamaciones en contra.
¿Qué pasa si la factura llega después de que el inquilino se vaya? Se puede reclamar la parte proporcional del periodo en que ocupó la vivienda. Adjunta la factura, explica el prorrateo y envía burofax con el cálculo. Las regularizaciones posteriores deben asignarse por días al periodo correspondiente.
¿Y si el consumo alto fue por una fuga? Primero acredita la fuga y su fecha. Si no es imputable al inquilino (elemento estructural o comunitario), reclama a la compañía o al seguro; si deriva de mal uso o manipulación del inquilino, documenta la causa y los periodos para repercutirle el coste.
¿Necesito abogado para un monitorio? Para cuantías moderadas, no siempre; aun así, la ayuda profesional mejora la presentación y puede acelerar el cobro. Si hay oposición y pasas a juicio, la asistencia letrada suele ser recomendable.
¿Cómo evitar estos problemas en el futuro? Incluye en el contrato cambio de titularidad de suministros, toma de lecturas al entrar y salir, y un anexo de liquidación. En viviendas compartidas, define criterios de reparto por escrito para cada periodo.
Si necesitas apoyo para preparar la liquidación, ordenar pruebas o redactar el burofax, recopila primero contrato, facturas y lecturas; con ese material, la reclamación será mucho más eficiente.